Nulas ganancias; gran crecimiento
Puede documentarse con suficiencia lo generoso que en lo deportivo resultó la gira de la Selección Mexicana de futbol a Holanda. Se le ganó, en Ámsterdam, a la selección local por un gol a cero, jugando en varios momentos del partido de forma destacada. Y se empató a dos goles, en La Haya, ante Argelia, la selección campeona de Africa.
Los dos enfrentamientos fueron complejos y duros, con retos muy específicos que se intentaron superar exhibiendo no solo voluntad, sino recursos. Y el equipo, en términos generales salió bien librado. Con actuaciones individuales muy irregulares. Quizá el desempeño que mejor refleje esto es el de Héctor Herrera, el jugador del Atlético de Madrid. Titular en ambos partidos, por momentos flotaba dentro de una apatía desesperante y a ratos se convertía en el motor del equipo aportando talento y liderazgo.
Ni el mismo Raúl Jiménez, la estrella del equipo, se salva de haber generado crítica y exasperación ante sus fallas inexplicables ante las porterías rivales. En los dos partidos. Puede decirse que el más regular del representativo nacional fue el entrenador Gerardo Tata Martino. Le dio una adecuada continuidad a su once titular en los dos partidos, aportando sentido y respeto al proyecto de jugar duelos de preparación en territorio ajeno.
Pese a conocer su enorme talento desde hace muchos años, al menos a mí me sorprendió el compromiso de Jesús Corona. El Tecatito, como mejor lo nombran los cronistas deportivos, en estos dos juegos. Un futbolista que expone muchísimo el físico a lesiones por la habilidad y descaro que tiene para superar rivales. Nunca dejó de meter la pierna y arriesgarse a recibir patadas.
En fin, estas y muchas otras observaciones que no hubieran sido posibles si esos juegos de preparación se hubieran dado en las pésimas canchas de los grandiosos escenarios deportivos en los que normalmente juega la selección en Estados Unidos.
El más regular del representativo nacional fue el entrenador Gerardo Tata Martino