Libélulas también van al norte, como las mariposas
En el planeta hay alrededor de 6 mil 300 especies, 365 se encuentran en México y hasta el momento se han identificado 11 clases migratorias en el norte del continente; algunas son capaces de recorrer 14 mil kilómetros sin descanso
Entre los insectos, la mariposa Monarca es la más conocida por la gran migración que realiza desde Canadá y EU hacia los bosques de oyamel en México, pero también hay libélulas que lo hacen, algunas de ellas toman la misma ruta, por lo que en los últimos meses se les ha visto sobrevolar la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo León, mientras que otras son capaces de cruzar el océano y recorrer 14 mil kilómetros sin descanso, señaló Enrique González, investigador del Instituto de Biología de la UNAM.
“No tenemos tanta información como con la Monarca, pero en Norteamérica se han registrado 11 especies de libélulas que migran, una de las más famosas es una especie que se llama Pantala flavescens, es la única que vive en todos los trópicos del mundo y una de las especies de insectos de más amplia distribución; hace migraciones tremendamente grandes, las más extensas para cualquier insecto, ya que son capaces de atravesar el océano Índico, volando desde India hasta la costa noreste de África, en un vuelo de ida y regreso, que implica varias generaciones volando casi 14 mil kilómetros, es lo más extenso que se conoce”, señaló el experto.
El principal especialista en libélulas del país, reconocido en el mundo por sus trabajos con estos insectos desde hace 30 años, detalló que en el planeta hay alrededor de 6 mil 300 especies, de las que 365 se encuentran en México; hasta el momento se han identificado 11 especies migratorias en el norte del continente, de las cuales seis llegan al país.
“Se sabe que seis de esas especies llegan hasta territorio mexicano, hacen migraciones al finalizar el verano y al principio del otoño, siguiendo las costas del Golfo de México y el Pacífico. Se ha estudiado más el fenómeno migratorio a lo largo de la costa del Golfo y, en cambio, en el caso del Pacífico mexicano el fenómeno no está muy bien entendido todavía, inclusive es muy probable que haya otras especies de libélulas migratorias que no estén registradas”.
Por separado, el biólogo Carlos Velazco, presidente de la Comisión de Biodiversidad del Consejo Estatal de Flora y Fauna de Nuevo León, señaló que al menos dos especies de libélulas han sido reportadas volando en los cielos de Monterrey: la libélula rayadora amarilla (Pantala flavescens) y la zurcidora verde, cuyo nombre científico es Anax junius.
“Esa tiene una migración muy similar a la Monarca, también desde el norte de Estados Unidos y Canadá realiza una migración durante el otoño e invierno hacia el sur para pasar sus meses de invierno aquí en el país”.
González detalló que la zurcidora verde vive en el sur o en la parte media de Estados Unidos y al principio de primavera comienzan a emerger del agua los adultos y hacen una primera migración que sube a 700 kilómetros hacia el norte.
“Ahí se reproducen, sale una segundageneración, vuelven a regresar al sur y llegan a los mismos lugares de donde emergieron, pero algunas de ellas atraviesan la frontera con México y al regresar al sur, hacen una tercera generación, algunas no migran y llegan a la zona donde regresan. Y esa tercera generación es la que el próximo año va a comenzar el ciclo”, indicó.
Destacó que ese fenómeno migratorio no está muy bien entendido todavía, “inclusive es muy probable que haya otras especies de libélulas migratorias que no estén registradas. He visto en el verano en la costa de Jalisco, en Chamela, algunas especies que no están registradas en esta lista que tienen los estadunidenses, muy probablemente porque son migraciones más locales.
“Las libélulas son depredadoras dentro del agua en su fase de larvasyfueradeella,comoadultos.Se alimentan de otros insectos, pero también pueden alimentarse de alevines de peces, de algún tipo de moluscos y fuera del agua también son depredadores y se alimentan de avispas, moscas y mosquitos, algunas especies son muy importantes, porque en algunas partes del planeta sus larvas pueden controlar las de otros insectos nocivos para el ser humano, como son los mosquitos transmisores de enfermedades, dengue o paludismo, por lo que se han usado como medios de control biológico”.
El biólogo Velazco añadió que también pueden actuar en algunos casos como indicadores de salud o del malestar de los propios cuerpos de agua o los ecosistemas donde se desarrollan, por lo que invitó a la población a comenzar a monitorear estos insectos y reportarlos en la plataforma Naturalista de Conabio.
“A diferencia de la mariposa Monarca, las libélulas necesitan de otro tipo de hábitat, no como los bosques que tenemos de oyameles en el centro del país; para las libélulas es de suma importancia que existan humedales, donde puedan ovopositar la siguiente generación, es por eso que la conservación y conocimiento de estas especies es de gran importancia. Vale la pena convertirnos en científicos ciudadanos, usando plataformas como Naturalista México, que permite documentar la presencia de esos organismos, no solo libélulas y mariposa Monarca, sino de la naturaleza alrededor”.
Sus larvas pueden controlar las de otros insectos nocivos para el ser humano