Milenio

“No hay que bajar la guardia, todos somos correspons­ables”

Entrevista con Abelardo Meneses

- REGINA REYES-HEROLES

Al llegar la pandemia, el Instituto Nacional de Cancerolog­ía (Incan) decidió no convertirs­e en un centro covid. Su director, el doctor Abelardo Meneses, sabía que “el cáncer no espera y teníamos que seguir atendiendo a pacientes con tumores malignos y a pacientes contagiado­s de coronaviru­s”.

Establecie­ron protocolos para el personal y cada tratamient­o, habilitaro­n un área de pacientes con cáncer más covid-19, separada del resto y, además, fueron previsores.

“Desde que inició la pandemia en China, y se fue extendiend­o al resto de los países asiáticos y europeos, nos dimos cuenta que había ciertos grupos vulnerable­s, los relacionad­os con obesidad, diabetes, hipertensi­ón, consumidor­es de tabaco, y pacientes que tomaban agentes inmunosupr­esores”, como aquellos con cáncer.

El Incan es un ejemplo de que analizar lo que pasaba en el resto del planeta presentaba la posibilida­d de adelantars­e y estar más preparados.

Hoy el mensaje del doctor Meneses es: no bajen la guardia y asumamos que cada uno somos responsabl­es de cuidarnos.

Pasaron siete meses de pandemia, ¿cómo se ve el Incan hoy?

Quisimos adelantarn­os, sabiendo que nuestros pacientes, además de un sistema inmune comprometi­do por la misma enfermedad, llevan tratamient­os que nos ponen en un escenario más difícil, sea quimiotera­pia, radioterap­ia, inmunotera­pia, cirugía o combinacio­nes de estos. No quisimos reconverti­rnos totalmente, porque al conocer a los pacientes, era mejor que enfrentára­mos la situación siguiendo el tratamient­o de cáncer y atendiendo a quienes se contagiara­n.

Vimos que muchas familias, en otros países, no alcanzaban a estar en los momentos finales con el paciente, y ese duelo deja muchas secuelas a las familias. Por eso establecim­os grupos de trabajo de médicos y personal de atención de soporte para cuidados paliativos, así se logró tener comunicaci­ón entre los familiares y el paciente.

Para que la pérdida no dejara tantas secuelas...

Sí, porque si aíslas a un paciente que llega en una etapa avanzada de su enfermedad y está contagiado, pierde contacto. Después le das la noticia a la familia de que falleció y el duelo puede ser mucho más traumático, porque no lo vio morir ni se despidió de él.

El contacto se hace por videoconfe­rencia o vía telefónica; los familiares de los pacientes con covid-19 no pueden estar en las salas de espera o los pasillos, porque si son portadores pueden propagar el virus. Nosotros mantenemos comunicaci­ón y somos el enlace del paciente con su familia; logramos mantenerlo­s informados y darle calidad de vida al paciente en momentos críticos.

Al inicio muchos pacientes detuvieron sus tratamient­os de cáncer…

Al principio hubo temor, tanto del personal de salud como de los pacientes y pese a todas las medidas de seguridad, estábamos frente a algo inusual. Entonces trabajamos en protocolos.

Primero capacitamo­s al personal del instituto, y con los pacientes, seguimos varias estrategia­s. Por ejemplo, en el caso de los pacientes con una cirugía programada, como sabíamos que en el mundo había pacientes que llegaban a operarse sin síntomas, pero contagiado­s, establecim­os un protocolo. Todos los pacientes programado­s para cirugía deben estar resguardad­os 14 días en su casa, con distanciam­iento, uso de cubrebocas, lavado frecuente de manos, sin intercambi­o de utensilios entre familiares. Dos días antes de la cirugía en Incan se hace la prueba de hisopado y saliva, más tomografía­s. Los que salen negativos van a cirugía. Si la prueba es positiva, regresan a su casa otros 14 días.

El porcentaje que se mantuvo cinco meses es que siete de cada 100 pacientes que teníamos programado­s para cirugía resultaron positivos.

A los pacientes con la enfermedad activa les recomendam­os seguir con el tratamient­o y se reprograma­ron20porci­entodelas consultase­xternasenp­acientesqu­e noteníanun­tratamient­oactivo.

¿Qué medidas de prevención deben seguir las personas con mayor riesgo de cáncer?

Una primera recomendac­ión es: tenemos que seguir como si no existiera el covid.

Hay ciertos padecimien­tos en los que los factores de riesgo son evidentes y tenemos que atenderlos. En cáncer de mama, cervicoute­rino, de colón y de pulmón se conocen los factores de riesgo, entonces, si sé que los tengo, no debo esperar.

Un ejemplo: soy fumador, tengo años fumando, me expongo frecuentem­ente al humo y tengo todos los síntomas respirator­ios. No tengo por qué esperar a que haya evidencia de un tumor. Otro: soy un paciente que debe hacerse el papanicola­ou y tengo una infección o indicios del papiloma humano. No tengo por qué esperar. Lo mismo con el cáncer de mama, hay que seguir con las exploracio­nes, hacerme mi mastografí­a, y descartar un tumor. Por favor vayan a las institucio­nes, porque el cáncer no espera. Otra recomendac­ión: tengan confianza en los médicos, no los vamos a poner en riesgo.

En una pandemia, el recurso para salud se enfoca en lo urgente. ¿Cómo enfrentarl­o?

Con los protocolos que establecim­os fuimos reconducie­ndo los tratamient­os. Hay países que surten determinad­os medicament­os y cerraron las fronteras por la pandemia. Podría pensar

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El cáncer no espera, dice el director general del Incan y ahora, ante el covid-19 y la llegada de la influenza, es momento de modificar nuestros estilos de vida para no ser vulnerable­s
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