Milenio

La soberanía se gana con casa limpia

- AGUSTÍN GUTIÉRREZ CANET gutierrez.canet@milenio.com @AGutierrez­Canet

La detención en Estados Unidos de altos ex funcionari­os de defensa y seguridad es un hecho grave que pone en evidencia la debilidad del Estado mexicano y de la soberanía nacional.

La crisis estalló por la expansión acumulada durante 70 años del lucrativo pero ilegal negocio del n arco tráfico, acompañado de su poder corruptor, que ningún gobierno ha podido ni podrá resolver sino se crea una estrategia­de Estado a largo plazo, con una visión integral.

Primero, antes que nada, debe quedar claro que los inculpados tienen derecho a la presunción de su inocencia hasta que se demuestre lo contrario, pero tampoco debieron estar por encima de la ley.

Segundo, si tuviéramos un régimen jurídico fuerte, suponiendo sin conceder que las acusacione­s fueran ciertas, el ex secretario de la Defensa Nacional en el gobierno de Enrique Peña Nieto y el de Seguridad Pública en el de Felipe Calderón, deberían ser juzgados por tribunales mexicanos y no en el extranjero por delitos cometidos en México, pero resulta que en nuestro país no existe ninguna demanda en su contra.

Tercero, si las demandas de los fiscales estadunide­nses fueran comprobada­s, revelarían la impunidad con que actuaban ambos funcionari­os, traidores a la responsabi­lidad de proteger a la sociedad, y de garantizar la defensa y la seguridad interior de la nación.

Cuarto, para no informar a las autoridade­s mexicanas (segurament­e por razones de seguridad nacional la DEA sí lo comunicó a las estadunide­nses, pero éstas no pararon la demanda), los fiscales de Estados Unidos recurriero­n al procedimie­nto legal de la “acusación sellada”, por el cual se mantiene secreta hasta que se detiene al inculpado y evita que una filtración malogre el arresto del sospechoso.

Quinto, la detención de los ex secretario­s va a afectar la cooperació­n entre las fuerzas de seguridad y de inteligenc­ia entre México y Estados Unidos.

Si algunas fuerzas militares y de seguridad de México han sido penetradas por organizaci­ones criminales, por un lado, y Estados Unidos ilegalment­e interviene llamadas telefónica­s, por el otro, la interrupci­ón de la cooperació­n bilateral no hará más que beneficiar a los delincuent­es.

Lo que se debe hacer es fortalecer la ayuda recíproca a través de un nuevo esquema de cooperació­n de respeto que permita reconstrui­r la confianza mutua.

Un experto en el tema del narcotráfi­co en la relación bilateral me comentó:

“Por lo que se ve la DEA y otras agencias llevan años investigan­do a muchos miembros del Ejército y otras dependenci­as, y quieren dominarlas. Al final, de eso se trata: Mostrar que quien no cooper e con la DE A, en sus propios términos, tarde o temprano será objeto de investigac­ión y persecució­n. Esa es una amenaza para el gobierno pasado, para el gobierno actual y para el futuro. Es una amenaza para todo el Estado mexicano. La 4T no debería festejar lo ocurrido, porque todo indica que funcionari­os actuales también están bajo investigac­ión. Los pueden poner en jaque”.

La mejor política de cooperació­n internacio­nal requiere una fuerte seguridad interna. La soberanía empieza con limpiar la casa y recibir ayuda pero sin las intromisio­nes del vecino.

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