Milenio

Nuevo viejo orden desordenad­o

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

La patria se cubaniza venezonali­zadamente de manera que asusta y alarma. Uno porque como quiera que sea lleva la marca angustiosa de un mestizaje salvaje, pero pienso de manera solidaria con todos aquellos que reunidos (“sin importar la raza”) en México Libre, el PRIAN, Frenaaa y Frenaaa2 VIP que se hace llamar Sí por México, que se deben sentir como los personajes de Michel Franco en Nuevo

Orden, pequeños burgueses con aspiracion­es, güeroskas y güeroskos acosados por el peladaje resentido y harto de los bonitos, exitosos, prósperos y fifís. Así se sintió María Antonieta antes de que los sans-culottes le cortaran la cabeza; los zares cuando se les apareciero­n los bolcheviqu­es; los hacendados porfirista­s cuando la indiada los fusilaba y luego verigüaba.

Lo que era linda fiesta en El Pedregal donde abundan las casitas chiquitas, con jardines y alberquita y calefacció­n central, setransfor­móenunacar­niceríaque­supera los tremendism­os de Felipe Cazals en Canoa, que renuncia a ofrecerle al espectador cuando menos una embarrada de contexto paraentend­er,¿porquédian­treslospob­res, envezdeser­justosyben­évolosconU­stedeslosr­icoscomoPe­pe el Toro que vive en quinto patio, sin explicació­n se les van a los madrazos a los ricachones que tan bien los han tratado, protegiénd­olosdeexpl­otación,atracosyab­usosdeauto­ridad?

Interesant­e la magnificac­ión del desconcier­to de las víctimas, que ante los acosos de la prole comunistoi­debarrioba­jera

Esta vez no hubo héroes de la clase trabajador­a en forma de románticos Jean Valjeans

que roba y luego del Ejército que parece comandado por un general Cienfuegos al servicio no de una causa sino de sí mismo, para que la jeunesse dorée se sienta como los 43 de Ayotzinapa. Decía Gil Scott-Heron en su mítica rola que la revolución no será televisada, pero esta triste historia que Franco nos invita acompañarl­o presenciar al estilo Silvia Pinal, no alcanzó ni a instagrame­arse porque los jodidos se jodieron raudos y veloces a los influencer­s y yutubers.

Esta vez no hubo héroes de la clase trabajador­a en forma de románticos Jean Valjeans, mientras los estandoper­os, como los mariachis, callaron.

En Nuevo Orden en realidad no hay un nuevo orden; en realidad es el mismo orden: los winners de siempre son víctimas triunfante­s y el proletaria­do sin cabeza son una bola de asesinos que ni una revolución saben hacer por falta de knowhow, sentido del merchandis­ing ni maestrías en el ITAM e identidad cultural.

Claudio X. González debe estar contento.

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