Milenio

La fracasada persuasión y el virus

- CARLOS PUIG @puigcarlos

Ayer domingo, unas 100 personas que llegaron en un camión se colocaron frente al Ángel de la Independen­cia a gritar las consignas que llevaban en sus mantas: “Alto a la falsa pandemia”, “Unidos por la verdad”. Hay imbéciles para todo y en todo momento.

Y me dirán que esos, los del Ángel, con apenas eso, unos locos, unos pocos… Pero en estos meses de pandemia que parecen siglos a todos nos ha tocado la persona que no usa cubrebocas en el elevador, el que se pelea en el restaurant­e porque se quiere sentar donde no debe, el que insulta a quien le pide guardar la sana distancia.

Y nos ha tocado el vecino que armó la fiesta multitudin­aria, o el compañero de trabajo que invitó a una boda o el bar que abrió clandestin­amente desde los días de la Jornada Nacional de Sana Distancia.

La lógica de “a todos nos va a dar, pues de una vez” o “eso no existe, es una gripa” no se reduce a los extraños manifestan­tes de ayer; ni, por supuesto, a México.

La eternidad que ha durado esta pandemia, sus efectos en el bolsillo de las personas, la novedad del bicho del que se aprenden cosas nuevas todos los días y ahora el desconfina­miento tienen a buena parte de los países europeos de regreso a limitacion­es en movilidad y actividad económica que, según se anuncia, podrían durar hasta marzo del año que viene.

Seguimos pidiendo a medias que la gente haga lo que tiene que hacer

En EU, donde los efectos han sido devastador­es, los números de contagios y muertes vuelven a ir en ascenso.

En México un estado ya ha tenido que regresar al semáforo rojo, Chihuahua, y un puñado más están en riesgo y con los números nacionales otra vez hacia arriba, con impactos económicos que podrían resultar devastador­es.

Los europeos, exitosos cuando aplicaron medidas estrictas, hoy padecen los tiempos de liberación y “persuasión”. Regresan a lo que López-Gatell llama “coerción”. Aquí, seguimos en la misma, pidiendo a medias que la gente haga lo que tiene que hacer.

Y con distintos métodos y soluciones, pero aquí seguimos. Agarrados a la esperanza de una vacuna y contando infectados y muertos.

La“persuasión” ha fracasado aquí yen otras partes y con ella la posibilida­d de que algún día, pronto, regresemos ala normalidad que nos permita comenzar a recuperarl­o perdido, que ya es demasiado ._

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