Enrique Serna, Denegri y Javier Sicilia
El mejor truco del diablo es hacernos creer que no existe, dice el temible Keyser Söze en la mítica Sospechosos comunes; el mejor truco del maese Enrique Serna en su novela ganadora del premio Xavier Villaurrutia, El vendedor de silencio, es hacernos creer que el periodismo al mejor postor que representa Carlos Denegri (era más valioso lo que callaba que lo que publicaba) ya no existe, que se ha erradicado para siempre y eso los periodistas lo saben, lo saben.
Una obra superior que, a través de la mirada de un reportero que ha escala do en el más alto nivel del oficio escuchando los su sur ros del príncipe, describe ese territorio de la información al servicio de los poderosos y del gobierno en turno. Todo con un nivel narrativo superior que recuperael lenguaje de la época( ese atole solemne de licencia do trinquetes y de si de rata de piano bar) sin desfallecer, con una plomo máximo.
No hay mejor novela, producto de una detallada investigación no solo de gabinete y de hemeroteca, sino con trabajo de campo con fuentes cercanas al interfecto. En realidad, los Den egrid el mundo no desaparecieron como reza la leyenda, sino que se profesionalizaron e hicieron más eficientes sus métodos. Por eso no pocos compañeros del gremio que viven como si Marcelo Odebrecht o mi General Cienfuegos los hubieran apadrinado.
Gran detalle del maestro Serna al dedicarle el premio a don Edmundo Valadés, un portentoso guía literario, protector
El poeta resultó más clasista que Francisco Martín Moreno y Gilberto Lozano juntos
del género cuentístico, por todos los coscorrones que le dio para que fuera autocrítico con su trabajo.
Quizá Enrique algún día quiera escribir y explorar los caminos de la oposición que no son los que uno pensaba. Cómo estará la cosa de torcida, que hasta Javier Sicilia, que pasaba por ser un iluminado-políticamente correcto-repartidor de besos hasta entre los más pecadores, ahora resultó más clasista que Francisco Martín Moreno y Gilberto Lozano juntos.
Hay que reconocer que el sector opositor es bueno para mantenernos entretenidos: Ricardo Anaya reapareciendo de manera tan gris que la única manera de llamar la atención fue cuando avisó que se contagió de covid; Mancera, inhabilitado por un año (las risas no son grabadas); el gran luchador independiente contra el bicho, Kike el Duque Alfaro que, gracias a sus propias metodologías Jalisco, está a punto de irse a la bandera negra; lo único bueno es que ChertorivskiKinski y sus amigos están a unos días de salvar a la humanidad.