“Hoy se acentúan los extremos y escasea la generosidad”
Decir que el futuro está en manos de los jóvenes es, desde luego, un lugar común. Pero en el contexto de las tribulaciones por las que hoy atraviesan nuestras sociedades, es una afirmación que debemos tomarnos en serio.
Enfrentamos una de las crisis más abrumadoras de la historiareciente. La propagación delco vid -19 ha cobra do incontables vidas, ha dobla do sistemas de salud pública que parecían imbatibles, ha debilitado la actividad económica al grado de la parálisis y ha puesto en jaque esfuerzos internacionales por resolver la emergencia. Por otro lado, la pan de mi a funciona como acelerador de otros problemas que lastiman nuestra sociedad: desigualdad, pobreza, falta de acceso a servicios de salud y educativo s de calidad, violencia de género, etc.
Enfrentamos, además, un contexto de gran polarización, en el que los debates importantes degeneran en insultos. Un ambiente en el que los extremos se acentúan, la generosidad es escasa, y el racismo, la xenofobia y la discriminación en contra de las minorías encuentran eco con facilidad. Alcanzar los acuerdos que necesitamos para salir adelante, con unidad, parece un reto insuperable.
Sin embargo, otro futuro es posible. Un futuro con sensibilidad social y generosidad. Un futuro con responsabilidad cívica y comunitaria. Un futuro con ciudadanas y ciudadanos con iniciativa, capaces de dialogar otra vez y dispuestos a alcanzar consensos; a imaginar soluciones creativas y a hacerlas realidad.
Los esfuerzos deben centrarse en que las nuevas generaciones no olviden que el respeto por la dignidad humana es la base de un orden social civilizado, lo que pasa por formar a nuestros jóvenes en un paradigma de los derechos. El paradigma de los derechos es una forma de entender la realidad social y nuestro papel en ella, que pone en el centro de las decisiones un compromiso muy serio con los derechos humanos. Mirar la realidad en clave de derechos humanos significa ponerlas necesidades de las personas primero, y ser especialmente sensible salas estructuras de poder, que oprimen a los grupos más vulnerables de la sociedad.
El paradigma de los derechos es una visión crítica, de transformación y de corte contra mayoritario, pero también es una visión constructiva: de diálogo y consensos con los puntos de vista que son diferentes. Desde esta visión, a la polarización se responde con apertura y entendimiento; a la apatía, con iniciativa y responsabilidad social; a la indiferencia y la desigualdad, con sensibilidad y con inteligencia.
Desde la Suprema Corte hemos impulsado esfuerzos muy importantes en esa dirección. La semana pasada concluyó
Otro futuro es posible, con jóvenes capaces de dialogar otra vez y alcanzar consensos
la primera competencia de simulación judicial organizada por un tribunal constitucional en América Latina: “El Camino hacia la Suprema Corte”. El concurso permitió a 100 estudiantes universitarios de todo el país asumir el reto de argumentar jurídicamente distintas posturas en clave de derechos, familiarizarse con las fuentes y articularlas correctamente. Con esta competencia pionera, la Suprema Corte brindó una experiencia envolvente que sin duda transformar á las vidas de quienes participaron en ella y generar á el interésde otros por participar en este tipo de concursos.
Por otro lado, ayer dio inicio el 12 Encuentro Universitario con el Poder Judicial de la Federación: un espacio digital con talleres, conferencias y dinámicas que permitirán a los 18,440 estudiantes inscritos acercarse a la labor que realizamos las personas impartido ras de justicia a nivel federal. Queremos sembrar en los futuros abogados y abogadas la vocación por la judicatura. En el marco del encuentro se anunciará a la persona ganadora del Segundo Concurso de Ensayo del Centro de Estudios Constitucionales, el cual permitió a 221 estudiantes de derecho reflexionar profundamente sobre un problema relevante del ajusticia constitucional y emprender un proyecto de investigación que culmine con una contribución académica valiosa para nuestro sistema de justicia.
Frente a los retos de nuestro tiempo, nuestra responsabilidad es seguir impulsando proyectos que doten a la juventud de las herramientas para construir un futuro con empatía, diálogo y justicia social. No hay duda: la juventud es el futuro que anhelamos.