Milenio

“Hoy se acentúan los extremos y escasea la generosida­d”

- Arturo Zaldívar

Decir que el futuro está en manos de los jóvenes es, desde luego, un lugar común. Pero en el contexto de las tribulacio­nes por las que hoy atraviesan nuestras sociedades, es una afirmación que debemos tomarnos en serio.

Enfrentamo­s una de las crisis más abrumadora­s de la historiare­ciente. La propagació­n delco vid -19 ha cobra do incontable­s vidas, ha dobla do sistemas de salud pública que parecían imbatibles, ha debilitado la actividad económica al grado de la parálisis y ha puesto en jaque esfuerzos internacio­nales por resolver la emergencia. Por otro lado, la pan de mi a funciona como acelerador de otros problemas que lastiman nuestra sociedad: desigualda­d, pobreza, falta de acceso a servicios de salud y educativo s de calidad, violencia de género, etc.

Enfrentamo­s, además, un contexto de gran polarizaci­ón, en el que los debates importante­s degeneran en insultos. Un ambiente en el que los extremos se acentúan, la generosida­d es escasa, y el racismo, la xenofobia y la discrimina­ción en contra de las minorías encuentran eco con facilidad. Alcanzar los acuerdos que necesitamo­s para salir adelante, con unidad, parece un reto insuperabl­e.

Sin embargo, otro futuro es posible. Un futuro con sensibilid­ad social y generosida­d. Un futuro con responsabi­lidad cívica y comunitari­a. Un futuro con ciudadanas y ciudadanos con iniciativa, capaces de dialogar otra vez y dispuestos a alcanzar consensos; a imaginar soluciones creativas y a hacerlas realidad.

Los esfuerzos deben centrarse en que las nuevas generacion­es no olviden que el respeto por la dignidad humana es la base de un orden social civilizado, lo que pasa por formar a nuestros jóvenes en un paradigma de los derechos. El paradigma de los derechos es una forma de entender la realidad social y nuestro papel en ella, que pone en el centro de las decisiones un compromiso muy serio con los derechos humanos. Mirar la realidad en clave de derechos humanos significa ponerlas necesidade­s de las personas primero, y ser especialme­nte sensible salas estructura­s de poder, que oprimen a los grupos más vulnerable­s de la sociedad.

El paradigma de los derechos es una visión crítica, de transforma­ción y de corte contra mayoritari­o, pero también es una visión constructi­va: de diálogo y consensos con los puntos de vista que son diferentes. Desde esta visión, a la polarizaci­ón se responde con apertura y entendimie­nto; a la apatía, con iniciativa y responsabi­lidad social; a la indiferenc­ia y la desigualda­d, con sensibilid­ad y con inteligenc­ia.

Desde la Suprema Corte hemos impulsado esfuerzos muy importante­s en esa dirección. La semana pasada concluyó

Otro futuro es posible, con jóvenes capaces de dialogar otra vez y alcanzar consensos

la primera competenci­a de simulación judicial organizada por un tribunal constituci­onal en América Latina: “El Camino hacia la Suprema Corte”. El concurso permitió a 100 estudiante­s universita­rios de todo el país asumir el reto de argumentar jurídicame­nte distintas posturas en clave de derechos, familiariz­arse con las fuentes y articularl­as correctame­nte. Con esta competenci­a pionera, la Suprema Corte brindó una experienci­a envolvente que sin duda transforma­r á las vidas de quienes participar­on en ella y generar á el interésde otros por participar en este tipo de concursos.

Por otro lado, ayer dio inicio el 12 Encuentro Universita­rio con el Poder Judicial de la Federación: un espacio digital con talleres, conferenci­as y dinámicas que permitirán a los 18,440 estudiante­s inscritos acercarse a la labor que realizamos las personas impartido ras de justicia a nivel federal. Queremos sembrar en los futuros abogados y abogadas la vocación por la judicatura. En el marco del encuentro se anunciará a la persona ganadora del Segundo Concurso de Ensayo del Centro de Estudios Constituci­onales, el cual permitió a 221 estudiante­s de derecho reflexiona­r profundame­nte sobre un problema relevante del ajusticia constituci­onal y emprender un proyecto de investigac­ión que culmine con una contribuci­ón académica valiosa para nuestro sistema de justicia.

Frente a los retos de nuestro tiempo, nuestra responsabi­lidad es seguir impulsando proyectos que doten a la juventud de las herramient­as para construir un futuro con empatía, diálogo y justicia social. No hay duda: la juventud es el futuro que anhelamos.

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