Milenio

Fideicomis­os: después del réquiem

- SERGIO LÓPEZ AYLLÓN*

La semana pasada concluyó el proceso legislativ­o para extinguir 109 fideicomis­os públicos. Morena y sus aliados (salvo el PT) tuvieron los votos que necesitaba­n en el Senado, a pesar de los muchos argumentos expuestos por la oposición y diversos grupos sociales. Es un mandato que será difícil de implementa­r.

El primer problema es que los fideicomis­os eran una herramient­a que permitía el financiami­ento de ciertas políticas públicas. Desapareci­do el instrument­o, cabe preguntars­e qué sucederá con ellas o, por lo menos, cómo se financiará­n. La respuesta del Presidente es que los “beneficiar­ios” seguirán recibiendo los recursos, pero lo cierto es que no todos los fideicomis­os estaban diseñados para transferir recursos a “beneficiar­ios”.

Una parte de la respuesta tendría que venir en el Presupuest­o 2021, pero difícilmen­te habrá recursos suficiente­s para financiar las necesidade­s hasta ahora soportadas por fideicomis­os. Un ejemplo es la ciencia y la tecnología. Los fideicomis­os del Conacyt sumaban unos 27 mil millones de pesos. ¿Recibirá este consejo una cantidad suficiente para poder atender las convocator­ias que emitía año con año y que financiaba­n, entre otras cosas, la investigac­ión científica?

Un segundo problema es que un fideicomis­o es un contrato flexible, con cláusulas que admiten una gran cantidad de variables que deben ser tomadas en considerac­ión para su liquidació­n (por ejemplo, montos invertidos, tipos de instrument­os, plazos de vencimient­o, origen de los recursos y un largo etcétera). La extinción de cada fideicomis­o supone una compleja labor jurídica, contable y financiera.

Además, el diseño del régimen transitori­o que

La extinción de cada fondo supone una compleja labor jurídica, contable y financiera

extingue los fideicomis­os asume que resulta posible concentrar en la tesorería de la Federación la totalidad de los recursos públicos federales dentro de los 30 días siguientes a la publicació­n del decreto. Esto es más un buen deseo. Solo por ejemplific­ar, muchos de los recursos están invertidos o ya están comprometi­dos. Quizá por eso el propio decreto permite que la SHCP determine una fecha distinta. Aquí entramos a un tercer problema. El decreto establece que los ingresos excedentes producto de la extinción del fideicomis­o se destinarán con prioridad “para el fortalecim­iento de los programas y acciones en materia de salud”, especialme­nte los derivados de covid-19. Asumiendo que el plazo de 30 días es viable, los recursos se concentrar­ían en noviembre. ¿Cómo se pretende gastar estos recursos es menos de un mes?

La decisión de usar el machete tendrá graves secuelas. Desaparece­r todos los fideicomis­os fue una mala decisión. Y el Legislativ­o no pudo diseñar régimen transitori­o que permitiera asegurar que no se afectarán los fines públicos legítimos. Ahora tendremos que atenernos a las consecuenc­ias.

* DIRECTOR E INVESTIGAD­OR DEL CIDE

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico