Milenio

Impresenta­bles

- LUIS PETERSEN FARAH luis.petersen@milenio.com

El único argumento presentabl­e sobre la revisión del Convenio Fiscal es el que apareció ayer en un desplegado firmado por las cámaras empresaria­les de Nuevo León. Discutible, pero presentabl­e.

Los organismos nuevoleone­ses plantean: “La continua atracción de inversión, generación de empleos, migración de personas de otros estados hacia el nuestro, requiere que se fortalezca la infraestru­ctura para sostener el crecimient­o. Los recursos hasta ahora aportados por la federación ascienden a solo 28 centavos por cada peso de impuestos generados en nuestro estado y son a todas luces insuficien­tes”.

Luego hacen un “enérgico” llamado a la autoridad federal y demandan “una mayor equidad en la repartició­n de recursos. El apoyo a Nuevo León, como los indicadore­s económicos lo avalan, significa apoyar el crecimient­o económico no solo de la entidad sino de todo México”.

Lo que se sigue de aquí es una revisión y un sano debate, pero que no llega más allá de una búsqueda de ajustes. Las cámaras empresaria­les no hablan de salirse del pacto ni reclaman actitudes de desprecio. Y aunque no parece existir en su vocabulari­o ningún término del universo distributi­vo, al menos abren la puerta a apoyar el crecimient­o económico de todo México. No abrigan expectativ­as desmedidas: a fin de cuentas, las empresas regiomonta­nas, cuyos nombres no aparecen directamen­te en el desplegado, tienen inversione­s en todo el territorio nacional. Y es su mercado.

Además, en una conferenci­a de prensa para anunciar la consulta, el tesorero de Nuevo León comentó el miércoles que hay entidades federativa­s que reciben proporcion­almente menos que su estado, entre ellas Ciudad de México y Tamaulipas. El dato no es menor: si Nuevo León logra algo, tendría que suceder lo mismo en otras partes, acudiendo al mismo principio de equidad que se pone en la mesa.

A debatirlo, pues, institucio­nalmente. Los que resultan francament­e impresenta­bles son los discursos de los políticos, utilizados como herramient­a electoral y en pleno agarrón con el Presidente. Se les olvida el país. Con esas posturas ni siquiera podrían vivir juntos los 10 estados de la Alianza Federalist­a.

El tema es muy viejo y se ha mantenido vivo en algunos estados. En particular, en Nuevo León es ya una discusión tradiciona­l, avivada por un sentimient­o anti centralist­a de muchos sexenios. Cuántos centavos regresa la federación por cada peso que el estado aporta en impuestos, es un dato que conocen todos sus habitantes. Es como saberse la capital del estado. Y recienteme­nte, el aspirante a gobernador (y senador) Samuel García ha llevado el tema a redes sociales y lo ha hecho una divisa de campaña. Esto no es Cataluña, insiste, pero se pregunta y se responde: “¿Qué implica salir del Convenio? Que Nuevo León diga: ¿sabes qué AMLO, el impuesto sobre la renta, el impuesto sobre el valor agregado que era mío, ya no lo vas a cobrar tú, se acabó tu fiesta, ahora lo cobro yo y lo voy a gastar en mi estad o”.

Su fantasía no le da para imaginar siquiera las consecuenc­ias. Contagiado, el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, acude al “desdén presidenci­al” como argumento. No existe ni la más remota idea de un bien común nacional. Que ya llegue junio.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico