Rostros sin empuje institucional
Las expresiones de cultura afromestiza en México (no me refiero a las herencias que se integraron en la lengua y cultura novohispana y del México independiente) son aún escasas y sin un empuje institucional. El rostro de la afromexicanidad sigue siendo asignatura pendiente. la (menos frecuente por el estigma que implicaba) que con africanas porque el vientre de negra habría de producir un nuevo esclavo sin importar color del padre. Así, nuestra afrodescendencia se diluyó y hoy muy pocos mexicanos se reconocen en esa raíz.
Y la política cultural permanece ignorando la urgencia de reivindicarla aunque se llenen la boca en los discursos que son una carta de buenas intenciones sin más. Sobre lo indígena hay mucho, con poco orden quizá porque lo evidente es que en los pueblos siguen muriendo los hablantes de las lenguas originarias. Pero la africanidad sigue en el plano de lo retórico. Mulato Teatro (al que pertenezco y dirige Marisol Castillo), los montajes emprendidos por la estupenda Muriel Foullard y de Teteu, Arte y Títeres que encabeza Krhistina Giles, emprendieron su gesta hace más de una década y su influencia apenas se deja sentir en los escenarios mexicanos. Incluso a los directores les cuesta concebir que un afromexicano se integre a sus repartos así la obra sea gringa y lo pida o bien el texto lo marque y prefieran hacer el poco digno blackface que en los teatros de Estados Unidos se hizo famoso en el siglo XIX y que poca dignidad aportaba a los afroamericanos.
Con una larga trayectoria como pianista, compositor, arreglista y productor, Rosino Serrano fue nominado al Latin Grammy en la categoría Mejor Arreglo por “Guapanguito”, pieza incluida en su disco Orquesta Moderna. La ceremonia de entrega, que se realizará de manera virtual desde Miami, será el 19 de noviembre.
En su primer disco solista, Serrano congregó a figuras del jazz nacional, como Álex Mercado, Iraida Noriega, Aarón Cruz y Jako González, así como a los solistas internacionales Gianluca Littera, armonicista italiano, y Justo Almario, saxofonista colombiano.
El álbum contiene la Suite Latinoamericana para armónica cromática y orquesta de jazz, dedicada a Littera, que incluye el segmento “Guapanguito”. La pieza, afirma, “es un acercamiento, con toda humildad, a un género que me gusta mucho. Gianluca es un virtuoso de la armónica cromática, muy respetado a nivel internacional y un gran amigo. Él estrenó la obra que grabamos en México y él registró su participación desde Roma, donde vive. Me siento muyafortunadodehabercontado con su colaboración”.
Aunque Serrano dice que su intención no es entrar al juego
de los premios, como arreglista ha participado en muchas producciones nominadas y ganadoras del GrammyyelLatinGrammy,asícomo los premios Billboard.
El premio, afirma, “es haber podido grabar el disco, primero que nada, y contar con la colaboración degentetanmaravillosa,tantomúsicoscomotodoelpersonaltécnico y de producción”.