Seguir y aguantar
La semana será regida y movida por la elección. Las encuestas de salida y las casas de apuesta apuntan a un triunfo de Biden, pero hasta que no se consume no se puede asegurar. La volatilidad va a estar presente, independiente del resultado. Lo comenté la semana pasada, gane Biden o Trump, habrá momentos de incertidumbre. Seguramente un escenario en el que Trump reconozca su derrota será menos turbulento, pero no veo a Trump en ese papel. De hecho, con independencia del resultado, es justo eso lo que más temo, un escenario de no aceptación e incluso que pueda traer revueltas y temas sociales de mayor impacto. EU también está enojado y dividido, y lo han demostrado. Cuando las protestas por George
Floyd se desvirtuaron por completo, la violencia y los saqueos estuvieron muy fuertes. El enojo y la división es una característica del populismo y de los discursos de los líderes. Ojalá, gane quien gane, se acepte y las instituciones hagan su trabajo.
Hay más dudas hacia adelante, el rebrote de covid a escala mundial y las consecuencias que pueda traer en términos de salud y, por supuesto, económicas. Difícilmente se podrá ver un confinamiento total y en los términos en los que lo vivimos en marzo y hasta julio. En agosto, por necesidad económica y agotamiento psicológico, el mundo se empezó a relajar y en algunos países incluso han vuelto a clases. Es en estos últimos es donde el resurgimiento de la pandemia se ha exacerbado. Económicamente es insostenible un nuevo confinamiento y nadie lo aguanta, pero si las autoridades regresan a semáforo rojo, poco se podrá objetar y el deterioro económico regresará. Parece que hoy lo más viable es usar el sentido común y cuidarse recordando todas las medidas personales de higiene.
En términos globales, el brexit será también un gran tema. Hay posibilidades de que éste ocurra sin acuerdo con el resto de la Unión Europea y eso será también muy costoso para demasiados países. Pienso que, aunque sea de último minuto, algo acordarán, pero esa incógnita también está en el aire.
Algo que me ha llamado la atención es la temporada de reportes en Estados Unidos, en donde han sido de nuevo mejor a lo esperado en términos generales, pero eso no ha bastado para contrarrestar las bajas. Algunas empresas han incluso reportado muy bien y los mercados solo piensan en la elección y la pandemia. Y hasta cierto punto es natural, porque los mercados ven hacia adelante y se anticipan a lo que viene.
Al final, creo que estamos ante un momento de oportunidad en el mercado estadunidense en dos sentidos, las bajas constituyen una nueva oportunidad de entrada, más barato. Y el tipo de cambio, que sin duda creo que está también atractivo. Los que están fuera del mercado deben considerar entrar y los que ya están centro, seguir y aguantar.
En México me sigo sintiendo negativo. No ocurre nada que me haga sentir lo contrario. El país se contrae, la recaudación baja y los recursos para emergencias se han agotado. El próximo año será muy complicado y el gran reto será mantener el grado de inversión a pesar de la situación global y local. Los recursos son escasos, la situación de Pemex complicada y el contexto en general no ayuda a que esto cambie dramáticamente. Todo parece indicar que el sector exportador y sobre todo nuestro vecino y socio comercial, ayude a paliar esta difícil situación.
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