¿Y luego?
Fetiches de psicoanalista: Lucy, la niña inteligentísima y ruda de la tira cómica que, en vez de puesto de limonada, pone de tanto en tanto un consultorio psicoterapeútico; y
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¿Volveré a saludar de beso? ¿A hacer negocios en un restaurante? ¿A usar una corbata?
cuadro de Remedios Varo en que un personaje aparece a la salida de un gabinete clínico con el rostro parcialmente descubierto, una máscara entre los pliegues de la ropa y otra en la mano izquierda. Tan lo son que hasta hace poco mi mujer –psicoanalista con el consultorio en nuestro hogar– mantenía en el patio un cartel con una reproducción de la pintura, sobre el que había pintarrajeado el reclamo publicitario de la niña:
Pese a mis protestas, acaba de retirarlo. La razón oficial es que acabamos de heredar un hermoso espejo que ahora ocupa ese lugar (y que le permite, supongo, un gracejo lacaniano); también es cierto que bien podría haber ido en otra pared, como le insistí, a lo que respondió con un argumento irrefutable: “Ya no doy citas presenciales: toda mi consulta es por Zoom. En todo caso sería
La Doctora está, pues, Y los asistentes a la junta, los conferenciantes, el hecho escénico (que no es teatro ni tele ni cine pero abreva de todo un poco). Hablando de cine, va dejando de ser cosa que se vea en un cine (lo que lleva ya a una reconversión industrial), y producirlo se antoja cada vez más difícil (lo que parece dar auge al documental por sobre la ficción). Hablando de hechos escénicos, pagué un boleto para un concierto virtual y lo que obtuve fue maravilloso pero no un concierto sino un especial televisivo (aunque no para su transmisión por tele) a la manera de los de los años 70. Y hablando de prácticas clínicas, ayer pagué lo que mi médico llamó una “consulta virtual”.
Eso en el terreno profesional. Porque, en elcotidiano, me hago otras preguntas, en apariencia nimias pero cuya respuesta me in triga. ¿Volveré a saludar de beso? ¿A hacer negocios en un restaurante? ¿A usar una corbata? ¿A asistir en persona a una cabina de radio?
La cultura está cambiando. El proceso será terrible y fascinante. Más aún, será inevitable.