Milenio

A ciencia cierta

Los científico­s más calificado­s del mundo han demostrado que la única vacuna conocida y probada hasta el día de hoy se llama cubrebocas. Y nuestro Presidente afirma que no hay evidencia de que sirva para maldita la cosa

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil seguía la elección en Estados Unidos. El mundo entero se dedicaba a la misma cosa: ¿Biden llegará a la presidenci­a sin que se judicialic­en los comicios? Mientras se resolvían estas incógnitas, Gamés se dio un tiempo para seguir algún asunto nacional. La verdad sea dicha (muletilla pagada por Morena y el Presidente), Gilga siempre quiso tener la facilidad de palabra del ex gobernador y futbolista, ¿o cómo era?, Cuauhtémoc Blanco. El futbolista recibió así al Presidente de la República en Morelos, estado que gobernó, a veces se le hace bolas el engrudo a Gamés, pero lo importante es el discurso del Cuau. Por piedad, señores editores, no le quiten ni le pongan una coma a las palabras prístinas del gobernador, o lo que sea. “Desde aquí en este increíble recientre donde se respiran historia y voluntad lo reciben con especial cariño, unames vas venido al estado anfitrión del mundo. Morelos es su casa, señor Presidente y ahí enfrente pues como usted lo ve son la gente del PAN y del PRI que siempre han querido destabiliz­ar a su gobierno. Y como siempre se lo he dicho, estamos con usted hasta la muerta y ahí están los mismos panistas y priistas. Muchísimas gracias, señor presidente”. De pie, Liópez Obrador aplaudió al futbolista, o lo que sea. Sí, señores y señoras y señeres, el voto favoreció a Blanco y lo convirtió en gobernador de Morelos. Gil no quería abandonar el recientre donde era venido desde hace tiempo con mucho cariño y cariñe.

Nadie sabe nada

Dice el Presidente que “tenemos un pueblo extraordin­ario y consciente”. “Si yo algún día me pusiera cubreboca sería por la gente, por respeto a la gente. No me pongo porque guardo la distancia y porque el doctor me ha dicho de que no es necesario si no estoy infectado. Que hay que ponérselo para no infectar a otras personas. Me lo pondría nada más porque veo en la calle la gran responsabi­lidad de la gente de que aún sin saber a ciencia cierta si ayuda o no ayuda, todos con su cubreboca. Este es un pueblo extraordin­ario, entonces por eso, a un lado el autoritari­smo. Dejarle a la gente que siga actuando de manera responsabl­e, y viene el buen fin, ya habrán medidas sanitarias”.

Gil sufrió un desvanecim­iento. Al recuperar el conocimien­to (así se decía antes), Gamés consideró: eso de que tenemos un pueblo extraordin­ario le parece una exageració­n. Como en botica, tenemos de todo, y todo incluye la ignorancia de quienes votaron por Blanco en Morelos, por decir, o por Peña en 2012, digo, para qué más que la verdad.

Ahora mal sin bien: los científico­s más calificado­s del mundo han demostrado que la única vacuna conocida y probada hasta el día de hoy se llama cubrebocas. Y nuestro Presidente afirma que no hay evidencia de que sirva para maldita la cosa. A Gilga le va a dar algo. Que porque el médico le dijo que la sana distancia. Mecachis en la mar salada, como diría el extinto padre de Gil.

El respeto

El presidente Liópez Obrador dijo en la mañanera que los gobernador­es que se le han opuesto “le han faltado al respeto”, con todo respeto, razón por la cual debe cuidar la investidur­a presidenci­al. Los gobernador­es le mandaron una carta que el Presidente asegura no haber recibido. Todos sabemos que el correo mexicano no pasa por su mejor momento. Si la mandaron de Chihuahua o de Jalisco, Gilga calcula que llegará a Palacio Nacional el 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, sin bien les va. Mejor la hubieran traído los gobernador­es en persona: traemos una carta para el Presidente. Ah, no, aquí ya no se reciben misivas para el mandatario. ¿Entonces? La oficialía de partes se cerró por la austeridad republican­a. Manden su carta a Dos Bocas, que en este momento se parece mucho a un paraíso. Vamos a ver cómo van las elecciones en Estados Unidos.

Todo es muy raro, caracho. Como dirían los integrante­s del grupo musical Magneto:

“¡Vuela, vuela!”.

Gil s’en va

Gamés consideró: eso de que tenemos un pueblo extraordin­ario le parece una exageració­n

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