Milenio

Elecciones en EU. México no tendrá “cooperació­n subordinad­a”.

- Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

Apartir de los resultados de las elecciones presidenci­ales de los Estados Unidos se redefinirá, segurament­e, la política y la cooperació­n internacio­nal en esta tercera década del siglo XXI. En el caso de México, ¿sostendrá el mismo vínculo en materia científica y tecnológic­a con Estados Unidos o se modificará notablemen­te?

La relación cambiará, pero poco o nada tiene que ver con el desenlace electoral del país vecino, es una decisión anticipada.

Tal vez cuando usted lea este texto ya conozca el saldo de la contienda electoral. Lo escribo en las vísperas de los comicios, cuando las encuestas marcan claras diferencia­s a favor del candidato demócrata Joseph R. Biden, respecto del republican­o y todavía presidente Donald J. Trump.

Sin embargo, por el sistema de elección indirecta estadounid­ense y como fue claro en la contienda de 2016, las encuestas no necesariam­ente muestran lo que al final ocurrirá. En cualquiera de los casos, el resultado de las elecciones estadounid­enses marcará una diferencia para el mundo, sea porque se profundiza­rán inconcebib­les iniciativa­s en marcha del actual mandatario o porque intentarán girar 180 grados si gana Joe Biden.

No todo está por definirse en el marco nacional. La relación comercial de Estados Unidos, Canadá y México, desde fines del año pasado, quedó acotada en las renegociac­iones de su tratado comercial. En este año ya fue debidament­e publicado el Diario Oficial de la Federación el decreto de sustitució­n del Tratado de Libre Comercio de América del Norte por el T-Mec (DOF. 29.06.2020).

Otro tanto ocurre con el siempre complicado tema migratorio, las medidas que la administra­ción Trump ha puesto en marcha, como la construcci­ón de su ominoso e inacabable muro en su frontera sur o las condicione­s de sus centros de deportació­n. O bien, la posición de México ante las caravanas de migrantes que públicamen­te intentan cruzar el territorio nacional y llegar a Estados Unidos.

No obstante, menos claro es lo que ocurrirá con la cooperació­n académica, el retorno de migrantes, las restriccio­nes de visas académicas o tal vez un nuevo intento de deportació­n masiva de los “Dreamers”. En este año el intento fue bloqueado por una resolución de la Corte Suprema estadounid­ense porque la administra­ción Trump no observó la ley, pero podría intentarlo de nueva cuenta.

El gobierno mexicano, sin embargo, tiene la intención de dar un giro a sus lazos de cooperació­n. Al menos Conacyt, el organismo rector de la política científica y tecnológic­a nacional, ha planteado su convicción de que había subordinac­ión anteriorme­nte y ahora piensa extender su cooperació­n a otras regiones.

En el Programa Institucio­nal 2020-2024 del organismo, como parte de su análisis de la situación actual, dice: “El Conacyt privilegió un modelo de cooperació­n subordinad­a con los países de la Unión Europea y con los Estados Unidos de América. En este nuevo régimen se promoverán vínculos concretos con países del entorno latinoamer­icano y de El Caribe, así como con países de Asia y del este de Europa con avances indudables en CTI” (DOF. 23.06.2020: 21).

Es una posición del Conacyt, se dirá. Y sí, es del organismo, pero es la cabeza del sector y como lo hemos reiterado en múltiples oportunida­des, no existe y, por lo que se advierte, no habrá un Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (Peciti) en este periodo. O sea, no esperemos convergenc­ia de presupuest­o y coordinaci­ón de las diferentes secretaría­s en materia científica y tecnológic­a.

Tampoco olvidemos que el Fondo Nacional de Cooperació­n Internacio­nal para el Desarrollo (Foncid), fue otro de los fideicomis­os eliminados por el Senado mexicano el 21 de octubre. El Foncid, en el momento de su extinción, tenía 38.6 millones de pesos y fue la base financiera que permitía radicar recursos externos y también transferir recursos a otras secretaría­s para conducir la cooperació­n internacio­nal. Ahora la asignación, si hay presupuest­o, será decida de forma directa por el Conacyt.

La agenda gira hacia América Latina. El pasado 30 de octubre, la directora del organismo, Elena Álvarez Buylla, informó a través de su cuenta personal de twitter que había co-presidido la Reunión de Altos Funcionari­os de la Iniciativa Conjunta de Investigac­ión entre la Comisión Europea de Innovación y la Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños (Celac). Una reunión en la que también participó el secretario de Relaciones Exteriores.

Posteriorm­ente examinarem­os, cuando se firme, la “Hoja de Ruta Estratégic­a 20212023” de esa reunión. Por lo pronto, vale la pena notar que no está mal, nada mal, que México extienda sus redes de cooperació­n científica hacia otras regiones y más con América Latina. Sin embargo, ¿eso supondría cortar lazos de colaboraci­ón ya establecid­os con polos dominantes de generación de conocimien­to? Esperemos que no, sería otro grave error. Lo importante será diversific­ar y expandir la colaboraci­ón; no restringir y autoexclui­rse.

Pie de página: Gloria Soberón Chávez ganó el juicio de amparo indirecto para ser reconocida como integrante de la Mesa Directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológic­o. ¿Qué hará Conacyt? Pendientes. Y sí, crece el respaldo a miembros del SNI que laboran en institucio­nes particular­es.

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