El rey loco
Ayer,ala5:30p.m ., Donald Trump hizo lo que se esperaba de él. Con los votos aún siendo contados en estados decisivos, salió a denunciar un fraude masivo en su contra y anunció que más allá de los resultados de esos conteos habrá una batalla legal para revisarlos y después resistencia de su parteen el caso de que, como se anticipa a la hora que escribo estas líneas, pierda la Casa Blanca.
El discurso de ayer no es de alguien que cree que va a ganar cuando se terminen de contar los votos.
De todo lo que he escuchado, visto y leído en esta semana frenética alrededor de la elección estadunidense, se me ha quedado en la cabeza un texto de Thomas Wright, investigador de Brookings y director de su centro en Estados Unidos y Europa, en The Atlantic.
Wright propone la idea de que Trump en la Casa Blanca ha sido una muestra de algo que se ha visto poco en la historia de la humanidad, pero ha dejado huella para siempre, como el rey Jorge III o Calígula. Y que hatenido extraordinarios representantes en la literatura: la figura del rey loco, The Mad King.
En medio de esta locura en la que Trump nos tiene, dejo algunos párrafos de Wright: “Sacar a Trump de su cargo probablemente no desvinculará al Partido Republicano del trumpismo. Pero podría dar un golpe decisivo ala idea de que confiar la presidencia a alguien que es tan
“Trump es ahora una parte intrínseca de la historia de EU”
obviamente inadecuado para el cargo es aceptable. Y eso no es cualquier cosa.
“Los futuros historiadores podrían concluir que, al final, la democracia estadunidense fue lo suficientemente fuerte para sobrevivir a Trump, es decir, si las elecciones se llevan a cabo y concluyen sin mayores disrupciones.
“SiTrumpgana,t odas las apuestas están en el aire. Se sentirá completamente reivindicado y creerá que solo él representa la voluntad del pueblo. Es un pequeño paso, desde ese nivel de arrogancia, hacia un intento de rehacer fundamental mente e incluso deshacer elementos clave de la democracia estadunidense y el papel global del país.
“Trump es ahora una parte intrínseca de la historia de EU: su primer presidente loco. La única pregunta importante que queda es si la historia transmitida dentro de décadas e incluso siglos terminará con lo que Trump le hizo a EU o con lo que EU le hizo a Trump. Eso será respondido pronto”.