La herencia de Trump
¿Qué leer de las elecciones en Estados Unidos que contenga una novedad? La revista The New Yorker presentó ayer en su edición digital un artículo especial de Masha Gessen: “Al declararse victorioso, Donald Trump busca una ruptura autocrática”
Repantigado en su mullido sillón, Gil se encontraba hundido en un mar de papel y con diversas pantallas de dispositivos (así se les dice) a la mano. ¿Qué leer de las elecciones en Estados Unidos que contenga una novedad? No es por presumir, pero Gilga lo encontró. La revista The New Yorker presentó ayer en su edición digital un artículo especial de Masha Gessen: “Al declararse victorioso, Donald Trump busca una ruptura autocrática”.
Gessen es una periodista de origen ruso, pero actualmente reside en Estados Unidos. Su obra ha sido traducida al español en libros como El hombre sin rostro (la biografía de Vladimir Putin) o El futuro es historia: Rusia y el regreso del totalitarismo. Próxima mente aparecerá Sobrevivir a la autocracia. Raudel Ávila y Gil traducen y presentan para cerrar la semana algunos subrayados de este ensayo:
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El presidente de los Estados Unidos ha llamado a la elección un fraude. Ha declarado su victoria sin ninguna base, tuiteando el miércoles “hemos ganado” Pennsylvania, Georgia, Carolina del Norte y quizá Michigan (estos estados siguen contando votos). DonaldTrump, quien ha montado un aparato autocr ático los últimos cuatro años, ahora intenta escenificar una ruptura autocrática.
“Tomé prestado el término‘ tentativa autocrática’ del trabajo deBálintMagy ar, un sociólogo húngaro que desarrolló herramientas analíticas para entender la retirada de la democracia en numerosos países de Europa central y oriental. Encuentro las ideas deMagy ar sorprendente mente luminosas cuando se trata de Estados Unidos.
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Magyar divide la ruta del autócrata en tres etapas: tentativa autocrática, ruptura autocrática y consolidación autocrática. La tentativa es un periodo en el que la autocracia aún es reversible por medios electorales. Cuando ya no es posible revertir la autocracia pacíficamente, la ruptura autocrática ha ocurrido, porque las estructuras mismas del gobierno han sido transformadas y ya no pueden protegerse a sí mismas. Estos cambios usualmente incluyen saturar las cortes constitucionales con jueces leales al autócrata, debilitar los tribunales en lo general, designar un fiscal leal al autócrata que aplique la ley selectivamente a su favor, cambiar unilateralmente las reglas electorales, y cambiar la Constitución con el fin de expandir los poderes del ejecutivo.
*** Pese ala aparente in competencia del gobierno deTrump, su tentativa autocrática cumple la mayor parte de lo arriba señalado. Ha designado tres jueces de la Corte Suprema y un número récord de jueces federales.
El ejército de funcionarios de Trump, algunos de ellos llevando a cabo sus obligaciones violando regulaciones federales relevantes, ha hecho carne molida con las reglas y normas de las designaciones federales. Trump ha declarado anticipadamente que la elección es fraudulenta, ha incitado a la intimidación de votantes y alentado la supresión de votantes; ha movilizado a sus seguidores armados para evitar que se cuenten los votos; ha establecido que cambiará las reglas de la elección. “Queremos que se detenga toda votación” declaró el miércoles en la mañana, y se comprometió a llevar su caso ante la Suprema Corte.
“El presidente ha llamado a la elección un fraude. Ha declarado su victoria sin ninguna base”
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El populista no elimina de jure la separación de poderes,escribe Magyar, pero conecta las ramas a través de sus designaciones en un solo vasallaje vertical. El presidente ruso Vladimir Putin lo llama “verticalidad del poder.” Lo que le permite al aspirante a autócrata transformar las instituciones del gobierno es una súpermayoría parlamentaria o, en un sistema presidencial, el monopolio del poder político.
Los estadounidenses no están acostumbrados a pensar en el monopolio del poder político como un problema, por el contrario, creen que estas son condiciones necesarias para que un presidente pueda cumplir su agenda política.
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Los cambios estructurales autocráticos son invariablemente más difíciles de revertir que de instituir. Si el Senado permanece en manos republicanas, la reversión (al menos en el corto plazo) será virtualmente imposible. Si Biden deseara ampliar el número de jueces de la Suprema Corte, por ejemplo, le sería imposible pasar esta reforma en el senado, incluso la designación de jueces de distrito se complicaría decisivamente.
Todo esto incrementa la probabilidad de que, si es electo, Biden proceda como si la política hubiese retomado su curso normal, porque tanto él como el partido demócrata consideran a Trump una aberración (como si pudiera curarse simplemente votando para sacarlo de su puesto).
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Los últimos dos días han mostrado, otra vez, que Trump no es ni una aberración ni el producto de una interferencia rusa, sino más bien la elección consciente de casi la mitad de los electores o, en otros términos, 65 millones de estadunidenses.
Gil s’en va