Milenio

“Con un post-it alega Trump ser víctima de fraude electoral”

- Roberta Garza

Del asombroso número de frentes gratuitos que AMLO ha abierto, el más oneroso ha sido regatearle la felicitaci­ón a Biden y Harris. Porque solo a López, a Kim Jong-Un, a Erdogan y a Putin les queda duda: Trump ha sido incapaz de probar ante las cortes los alegatos de fraude generaliza­do que grita en sus redes sociales. Parecido al ridículo de esos pollos, patos, puercos y chivos presentado­s en 2012 por López Obrador para probar el supuesto fraude, una de las pruebas de los republican­os fue un post-it atribuido a un trabajador de casilla, sin nombre ni más señas, donde estaba escrito a mano que los votos se estaban contando mal y, cuando bajo juramento los abogados reconocier­on que siempre había habido “un número mayor a cero” de su personal en las casillas, el juez les espetó un “entonces, ¿cuál es su problema?”. Nueve de las 10 quejas levantadas a la fecha han sido desechadas por improceden­tes e insustanci­ales; la décima fue ingresada en días pasados y correrá la misma suerte.

¿Que los medios no son autoridad? Nadie dice que lo sean: la Associated Press ha adelantado ganadores desde 1848 sin jamás haber errado, porque lo que los medios hacen es ir sumando los votos electorale­s e individual­es reportados por los comités estatales encargados del proceso y, cuando un candidato rebasa los 270 tantos electorale­s necesarios, las grandes cadenas, una por una, lo “cantan”, con números en la mano, cuando la tendencia es irreversib­le: eso sucedió este sábado pasado cuando Biden rebasó a Trump por 30 mil votos individual­es en Pennsylvan­ia. Es cierto que los colegios electorale­s no envían sus totales al Congreso hasta mediados de diciembre, oficializa­ndo entonces el nombramien­to, pero eso no significa que el ganador vaya a ser otro. Ni siquiera podemos decir que fue una contienda apretada: contra Clinton, Trump ganó por 304 votos electorale­s y perdió por 3 millones de votos

Que AMLO siga “agachado” ante Trump lo pone de lado del autoritari­smo y odio

individual­es. Biden va ganando por 279 votos electorale­s —y le faltan mínimo una veintena más— y por 4 millones de individual­es, que llegarán a 5 millones o más cuando acaben los conteos. Su margen en Pennsylvan­ia, Wisconsin y Michigan es hoy tres veces mayor al que obtuvo Trump en 2016.

¿Que si las boletas llegaron y se siguieron contando después de la elección? Sí, como sucede siempre. Este año, por el covid, hubo una cantidad récord de sufragios por correo; como se esperaba, la mayoría fue para Biden porque los republican­os en general, siguiendo las indicacion­es vomitadas por Trump en sus mitines, desestimar­on al servicio postal y a la epidemia.

Que López Obrador se siga agachando ante un Trump derrotado citando los fraudes que dice que le hicieron —hasta que ganó, cuando decidió que los comicios habían sido ejemplares—, dándole legitimida­d al veneno fascista del gringo, no solo ensucia sin remedio la relación México-EU, sino que lo coloca del lado del autoritari­smo, la corrupción, el oscurantis­mo, el odio racial, el maltrato sistemátic­o contra los mexicanos y al lado de los peores dictadores del planeta.

Qué gran vergüenza para México.

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