“Con un post-it alega Trump ser víctima de fraude electoral”
Del asombroso número de frentes gratuitos que AMLO ha abierto, el más oneroso ha sido regatearle la felicitación a Biden y Harris. Porque solo a López, a Kim Jong-Un, a Erdogan y a Putin les queda duda: Trump ha sido incapaz de probar ante las cortes los alegatos de fraude generalizado que grita en sus redes sociales. Parecido al ridículo de esos pollos, patos, puercos y chivos presentados en 2012 por López Obrador para probar el supuesto fraude, una de las pruebas de los republicanos fue un post-it atribuido a un trabajador de casilla, sin nombre ni más señas, donde estaba escrito a mano que los votos se estaban contando mal y, cuando bajo juramento los abogados reconocieron que siempre había habido “un número mayor a cero” de su personal en las casillas, el juez les espetó un “entonces, ¿cuál es su problema?”. Nueve de las 10 quejas levantadas a la fecha han sido desechadas por improcedentes e insustanciales; la décima fue ingresada en días pasados y correrá la misma suerte.
¿Que los medios no son autoridad? Nadie dice que lo sean: la Associated Press ha adelantado ganadores desde 1848 sin jamás haber errado, porque lo que los medios hacen es ir sumando los votos electorales e individuales reportados por los comités estatales encargados del proceso y, cuando un candidato rebasa los 270 tantos electorales necesarios, las grandes cadenas, una por una, lo “cantan”, con números en la mano, cuando la tendencia es irreversible: eso sucedió este sábado pasado cuando Biden rebasó a Trump por 30 mil votos individuales en Pennsylvania. Es cierto que los colegios electorales no envían sus totales al Congreso hasta mediados de diciembre, oficializando entonces el nombramiento, pero eso no significa que el ganador vaya a ser otro. Ni siquiera podemos decir que fue una contienda apretada: contra Clinton, Trump ganó por 304 votos electorales y perdió por 3 millones de votos
Que AMLO siga “agachado” ante Trump lo pone de lado del autoritarismo y odio
individuales. Biden va ganando por 279 votos electorales —y le faltan mínimo una veintena más— y por 4 millones de individuales, que llegarán a 5 millones o más cuando acaben los conteos. Su margen en Pennsylvania, Wisconsin y Michigan es hoy tres veces mayor al que obtuvo Trump en 2016.
¿Que si las boletas llegaron y se siguieron contando después de la elección? Sí, como sucede siempre. Este año, por el covid, hubo una cantidad récord de sufragios por correo; como se esperaba, la mayoría fue para Biden porque los republicanos en general, siguiendo las indicaciones vomitadas por Trump en sus mitines, desestimaron al servicio postal y a la epidemia.
Que López Obrador se siga agachando ante un Trump derrotado citando los fraudes que dice que le hicieron —hasta que ganó, cuando decidió que los comicios habían sido ejemplares—, dándole legitimidad al veneno fascista del gringo, no solo ensucia sin remedio la relación México-EU, sino que lo coloca del lado del autoritarismo, la corrupción, el oscurantismo, el odio racial, el maltrato sistemático contra los mexicanos y al lado de los peores dictadores del planeta.
Qué gran vergüenza para México.