Milenio

El desencanto del populismo

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

Llevamos lo que va del siglo bajando por la rampa del desencanto de la democracia. Han sido años melancólic­os, dedicados a constatar las debilidade­s de la democracia y a ver, en distintas partes del mundo, triunfos electorale­s, a veces abrumadore­s, de ostensible­s enemigos de la democracia, así como el crecimient­o de electorado­s ultras, racistas o xenófobos en muchos países centrales.

La lista de triunfos de dirigentes autoritari­os dentro de la democracia es larga y a su manera contundent­e.

En América Latina, hemos visto esos triunfos en Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Brasil y México.

Es el rumbo tomado por la Rusia de Putin, la Turquía de Erdogan, la Hungría de Orban, la Bielorrusi­a de Lukashenko. Fue el camino de Gran Bretaña hacia el brexit y el de Estados Unidos hacia la presidenci­a de Trump.

Una extraordin­aria sucesión de libros y ensayos nos han enseñado a pensar en estos años, con alarma y lucidez, que las democracia­s son mortales.

Y nos han mostrado las diferentes formas en que pueden extinguirs­e en un horizonte de regímenes tiránicos nacidos, sin embargo, de la propia democracia.

El proceso de la destrucció­n democrátic­a de la democracia es sorprenden­te mente similar en todas partes. Un líder carismátic­o se hace de la presidenci­a por

La lista de triunfos de autoritari­os dentro de la democracia es larga

legítima voluntad de electorado­s hartos, captura luego paso a paso los otros poderes del Estado, el legislativ­o y el judicial, neutraliza o destruye los órganos autónomos del propio Estado, cambia las leyes para concentrar el poder, lo concentra y, finalmente, diseña alguna forma de reelección o de permanenci­a atrabiliar­ia en el gobierno.

Quisiera pensar que la ola de gobiernos autoritari­os, iliberales, populistas, que escalan el poder democrátic­amente llegó a un límite mundial en Estados Unidos, y que el ejemplo estadunide­nse correrá por el mundo poniéndole un término, o matizando seriamente, la ola del desencanto con la democracia.

Podríamos estar, en cambio, al inicio _ de una ola de desencanto con el populismo. O, al menos, en el principio de la certidumbr­e de que la democracia muere menos fácilmente de lo que se cree y se levanta en cuanto puede de lo que parecen sus cenizas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico