Milenio

Medios y poder en Estados Unidos

- LEOPOLDO GÓMEZ

La era Trump termina. Una señal de ello fue la decisión de las grandes cadenas de televisión estadunide­nses de cortar el discurso en que el presidente afirmaba que le estaban robando el triunfo. Argumentar­on que mentía y que ponía en riesgo la democracia.

Si bien los medios fueron críticos durante el mandato del presidente, la decisión de interrumpi­r la transmisió­n no tiene precedente y fue una suerte de despedida en la que, de paso, los medios hicieron sentir su fuerza y capacidad de resistenci­a. Trump se va, ellos se quedan.

Con todo, es evidente que los medios han perdido peso. Basta recordar el “momento Cronkite”, como se conoce a la editorial del conductor de CBS News, Walter Cronkite, a quien se atribuye haber acelerado el fin de la guerra de Vietnam. Se cuenta que, al escucharlo, el presidente Johnson dijo: “Si he perdido a Cronkite, ya perdí al americano promedio”.

Hoy ningún medio tiene el alcance de los noticiario­s de las grandes cadenas de televisión de otros tiempos; esas que, por décadas, fueron punto de encuentro de prácticame­nte todos los norteameri­canos. La proliferac­ión de opciones informativ­as ha dividido las audiencias y ha invalidado referencia­s comunes en el ámbito de las noticias.

El “americano promedio” ya no existe, al menos no en los planos demográfic­o e informativ­o. Cada medio apela a

El gobierno de Trump termina y, sin embargo, su país queda polarizado

un tipo distinto de audiencia. Y cuando los estadunide­nses optan por alguno, desconfían del resto.

Así, por ejemplo, los republican­os que siguen a Fox News no suelen fiarse de otra cadena. De hecho, según Gallup, solo 18 por ciento de los republican­os admite confiar en los medios en general.

Por eso, con todo y sus mentiras, errores y disparates, Trump mantuvo una aprobación muy estable y, pese a su derrota, consiguió más votos populares que en 2016. Lo que algunos medios y sus audiencias considerab­an fallas de carácter y de gobierno, a otros les parecían fortalezas y aciertos. Noticias para unos, fake news para otros.

El gobierno de Trump termina y, sin _ embargo, Estados Unidos queda polarizado, sin medios que sirvan como punto de encuentro y con millones de ciudadanos que mantienen una fe ciega en su presidente. Trump se va, pero el trumpismo se queda.

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