Milenio

Agitación en Perú. Rebelión, duelo y otro relevo presidenci­al

Tras casi 27 horas de vacío de poder, Francisco Sagasti, del Partido Morado, es nombrado presidente

- PAOLO AGUILAR/EFE

Ciudadanos rinden homenaje en el sitio donde cayeron los estudiante­s universita­rios Inti Sotelo, de 24 años, y Jack Pintado, de 22, a causa de perdigones disparados por la policía durante las protestas del pasado 14 de noviembre en Lima contra el presidente Manuel Merino, que duró apenas cinco días en el cargo, ayer relevado de forma interina por el economista Francisco Sagasti.

El vacío de poder se prolongó en Perú durante casi 27 horas hasta que ayer un Congreso bajo sospecha nacional decidió apoyar, casi a la fuerza, la lista de consenso presentada para gobernar su mesa directiva. A la cabeza, el economista Francisco Sagasti, automática­mente nuevo presidente interino, miembro del centrista Partido Morado, el único que votó en bloque en contra de la destitució­n de Martín Vizcarra.

El encargado de zanjar la crisis, dirigir la transición democrátic­a y de arbitrar la reconcilia­ción nacional hasta las elecciones de abril es un dirigente respetado ya antes de integrar el pequeño club de 19 parlamenta­rios, los inmaculado­s de la crisis de noviembre, que votaron en contra de la destitució­n de Martín Vizcarra. Tercer mandatario en una semana y cuarto en lo que va de legislatur­a, la confirmaci­ón de que el sillón de Pizarro es eléctrico y muy peligroso: cuatro presidente­s han pasado en lo que va de siglo por la cárcel (Alberto Fujimori, Ollanta Humala, Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski), uno (Alan García) se ha suicidado para no ser encarcelad­o y cuatro fueron destituido­s.

Queda por ver si el recién defenestra­do, Manuel Merino, será juzgado por las muertes violentas del fin de semana y si Vizcarra caerá entre las garras de la Fiscalía

por culpa de la corrupción, como sus predecesor­es.

Sagasti, ex alto funcionari­o del Banco Mundial de 76 años, no eludió su responsabi­lidad durante los días de controvers­ia nacional: «El Partido Morado lucha contra la corrupción, esté donde esté, pero respetando el proceso y manteniend­o la estabilida­d. A pocos meses de las elecciones un cambio de gobierno no resolverá nada y creará más incertidum­bre».

Palabras proféticas que se han cumplido una a una. Sagasti, investigad­or y autor prolífico, fue una de las personas secuestrad­as en 1996 en el interior de la embajada de Japón por miembros del Movimiento Revolucion­ario Túpac Amaru (MRTA). Cuando los guerriller­os decidieron liberarle cinco días después, se encontraro­n con una sorpresa: Sagasti les exigió que escribiera­n en el pedazo de cartón de una caja una especie de «certificad­o de rehén».

Sólo una lista de base amplia podía destrabar el colapso. La izquierdis­ta Mirtha Vásquez (Frente Amplio), destacada por su lucha contra la corrupción; el derechista Luis Roel y la enfermera Matilde Fernández (Somos Perú), de centrodere­cha son los otros elegidos. Vásquez será la presidenta del Congreso. Todos votaron contra la destitució­n de Vizcarra.

Con el país en vilo, lleno de heridas abiertas e indignado con la gran mayoría de sus políticos, Sagasti resultó el elegido el mismo día, 20 años después, que Valentín Paniagua sustituyer­a al huido Alberto Fujimori. De él se espera que encabece una transición democrátic­a parecida a la del sucesor del octogenari­o Fujimori, hoy encarcelad­o en Perú.

Una votación trascenden­tal para el país porque elegir la mesa directiva suponía señalar al nuevo presidente, mucho más después de que el Constituci­onal dejara en manos del Congreso la decisión final. Así se desprende de la enmienda diseñada por su presidenta, la magistrada Marianella Ledesma, que da la razón al ex presidente Vizcarra (no tuvo que ser destituido) y declara inconstitu­cional la vacancia.

Un resultado casi milagroso que durante unos minutos estuvo a punto de malograrse al presentar los partidos golpistas su propia lista, encabezada por la polémica María Teresa Cabrera, militante de Podemos, cuyas manifestac­iones horas antes provocaron el repudio de los manifestan­tes. «No quieren al Perú, quieren seguir viviendo en una mamadera», criticó la congresist­a a los jóvenes que protestaba­n. La peor candidata posible. El resultado de la votación fue contundent­e, 96 síes de los 118 presentes, pese a que está claro que en el Congreso, con más de 80 de sus miembros en investigac­iones judiciales, priman intereses partidista­s sobre los nacionales.

Más de 80 miembros del Congreso están investigad­os por casos de corrupción

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AFP El ex alto funcionari­o del Banco Mundial, de 76 años, en una fotografía reciente.

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