“Subcontratación: ¿abuso o solución de mercado?”
Para los economistas neoclásicos el libre mercado iguala el salario integral del trabajador (salario nominal más contribución a su seguridad social) con su contribución de productividad a la empresa, mientras que para los clásicos puede existir la posibilidad de que las empresas abusen del trabajador pagándole menos de lo que corresponde a su productividad.
Este debate se traslada al de las malas outsourcings, creadas para disminuir los costos laborales a las empresas que las contratan a costa de una menor seguridad social para el trabajador y una menor contribución al fisco.
Por ejemplo, un trabajador “derecho”, contratado por su empleador directo, que percibe un salario integral de 14 mil 360.40 pesos, separa de éste 11 por cientoparasuIMSSypaga5porcientoal fisco. Su salario neto es el restante 84 por ciento, en este caso 12 mil pesos.
Ese mismo trabajador, contratado por una mala outsourcing, gana un salario integral de un 10 por ciento menos (13 mil 50 pesos), contribuyendo menos a su seguridad social, pero su salario neto son los mismos 12 mil que el trabajador “derecho”.
De ese 10 por ciento no integrado al trabajador, la mitad se la queda la outsourcing y la otra mitad la empresa que la contrata. De lo que se quedan ambas, la mitad le correspondía al trabajador a cargo de su seguridad social, y la mitadalfisco,porelimpuestonopagado.
¿Este fenómeno es un exceso contra el trabajador y el fisco?
¿Este fenómeno de las outsourcings es un abuso al trabajador y al fisco, o una solución de mercado?
Si con la ley outsourcing las empresas aumentan de su bolsillo la contribución justa a la seguridad social del trabajador sin reducir su salario nominal, esto querrá decir que la ley habrá sido efectiva en corregir las compensaciones laborales y del fisco.
Pero si el salario integral observado con el empleo de las outsourcings refleja la productividad del trabajador, las empresas tendrán que disminuir el salario nominal para compensar el aumento a la contribución social.
Y si a ese salario nominal los trabajadores no están dispuestos a trabajar, aunque sus condiciones de seguridad social hayan mejorado, aumentará el empleo informal.
En este caso el Estado tendría qué compensar la brecha o disminuir el porcentaje de protección social de los trabajadores formales.