Cambio (climático) en Tabasco
Las recientes inundaciones de Tabasco podrían hacernos reflexionar sobre la regulación del cambio climático en nuestro país.
A pesar de que existen ordenanzas jurídicas, hay muchas carencias en cuanto a su implementación, debido a la falta de consciencia popular y de voluntad política ante esta problemática global.
En Tabasco, los planes locales de desarrollo “no contemplan acciones claras, concretas ni contundentes del manejo adecuado de esta problemática”, además de que las estrategias de mitigación —como los atlas de riesgo— son “nulas o vagas”, concluye la doctora en derecho, Sofía Ruiz Liévano, en su informe titulado “Desafíos del Cambio Climático en México”.
Tabasco es una entidad de “alta vulnerabilidad” ante los efectos del cambio climático, debido a sus características geográficas, de latitud y relieve, en las cuales, desde tormentas tropicales hasta huracanes, pueden provocar daños humanos, ambientales, materiales y sociales como los que estamos viendo ahora.
La doctora Ruiz Liévano recuerda en su estudio la inundación de 2007, en la cual dos tercios de Villahermosa estuvieron inundados durante casi 40 días, siendo éste uno de los mayores desastres provocados por fenómenos naturales en la historia del país;
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¿Es posible que el país se ponga a atender un desafío tan complejo?
también resalta que un año después —pese a implementarse un “Programa hídrico integral”— una nueva contingencia provocó en 2008 que 670 localidades tabasqueñas fueran declaradas zona de desastre y alrededor de 200 mil personas sufrieran pérdidas materiales y económicas.
El cambio climático genera además un nuevo tipo de desplazamiento forzado de miles de personas, ya que modifica condiciones de vivienda, salud, disponibilidad de agua y alimentación de comunidades, así como también intensifica la disputa por recursos naturales al reducirse éstos a causa del impacto del fenómeno. Tanto en “adaptación” como en “mitigación”, las dos estrategias básicas que se consideran para atender este tipo de crisis, tenemos un serio problema de políticas públicas, sentencia la doctora Ruiz Liévano en su estudio.
¿Será posible que, en medio del agrilla, el país se ponga a reflexionar y atender un desafío tan complejo como éste?