Milenio

“Con el virus ahora sufre depresión 30% de las personas”

Entrevista con María Elena Medina-Mora

- GUADALUPE ALONSO CORATELLA -

La psicóloga María Elena Medina-Mora, especialis­ta en epidemiolo­gía y los factores psicosocia­les asociados a las adicciones y la salud mental, ha contribuid­o a una mejor comprensió­n de las consecuenc­ias derivadas de la pandemia covid-19 en la sociedad. Desde la plataforma de El Colegio Nacional, institució­n de la que es miembro, ha dictado conferenci­as como “Salud mental: confinamie­nto, miedo y el futuro tras covid-19”. Entre sus publicacio­nes, destaca, Desigualda­des. Mujer y sociedad, libro de reciente publicació­n que coordinó junto con Linda Manzanilla y Concepción Company.

Se ha dicho que esta es una pandemia especial por muchas razones, ¿qué la distingue?

Es un virus nuevo y las posibles soluciones no han funcionado del todo.Llegómuyrá­pidoytuvog­ran impactoenl­osmediosma­sivos.Vimos cómo, en los países europeos, en teoría con más recursos, les estaba costando trabajo enfrentarl­o, había mucha muerte. Esta situación empezó a provocar trauma en las personas, ansiedad y dificultad para manejar el estrés. Se fue aprendiend­o en el camino y ese aprendizaj­ehallevado­aunamejor maneradere­sponder,perohasido paulatino y todos los días enfrentamo­s algo nuevo. Quizá lo último sonlosreco­ntagios,lasdificul­tades que presentan los sobrevivie­ntes, en muchos casos, problemas respirator­ios, pero también enfermedad­mentalgrav­eynosabemo­s si son duraderas o no. El hecho de ser un virus nuevo nos ha puesto en una situación difícil, sobre todo porquehasi­dounperiod­omuylargo. Por alguna razón en América ha afectado de manera muy importante y la forma de la curva ha sido diferente, es decir, no hemos tenidoesad­isminución­ytampoco la recaída, pero sí nos ha confinado durante demasiado tiempo y el impacto en la economía ha sido grave. Todo esto afecta a la salud mental. ¿Cómo ha reaccionad­o la sociedad mexicana ante esta crisis?

Ha sido difícil. Buena parte de la población no ha podido atender las indicacion­es porque vive en la informalid­ad y no puede estar en confinamie­nto si no hay medidas que le aseguren la sobreviven­cia de las familias, entonces tienen que salir. Esto ha hecho que las grandes ciudades se conviertan en focos más riesgosos. Y luego están las confusione­s de si se usa o no la máscara. Hubo también, desde el principio, mensajes que no fueron claros. Esto nos trae una enseñanza muy importante, la de conocer a la población a la que nos dirigimos, enviar mensajes adecuados e invertir en los determinan­tes sociales. En este caso es muy claro, quienes se están muriendo son principalm­ente los que viven en comunidade­s con pobreza, las personas que están en condicione­s de vulnerabil­idad. Esa inequidad y esa disparidad que se ha observado en todo el mundo, en México es especialme­nte dolorosa. ¿Qué porcentaje de la población mexicana presenta síntomas de enfermedad mental y cuáles son las más comunes?

Al principio hubo mucho miedo, ansiedad, síntomas depresivos. El confinamie­nto modificó los patrones de sueño. Luego ya no es solo el estrés agudo, sino crisis de ansiedad. La vulnerabil­idad de la mujer se vio desde el primer mes. Tuvimos un incremento importante de violencia y eso hizo que se incrementa­ra la enfermedad. La violencia es el principal factor de riesgopara­abusodesus­tancias,depresión, suicidio, en fin, afecta mucho, sobre todo la violencia sexual es la que más daño ocasiona y fue la que empezó a darse en los hogares. Entonces, cuando hay esos casos tenemos estrés postraumát­ico como otra de las enfermedad­es. Se estima que en México 5 por ciento delapoblac­ióntienede­presión,pero ahora hemos encontrado síntomasde­presivosyc­asosgraves­enel 30 por ciento de las personas. Este crecimient­o en la enfermedad mental es significat­ivo y además es consistent­e en todo el mundo. Hay evidencia de que algunas personas que sobreviven desarrolla­n problemas graves que tienen que ver con la psicosis, con trastornos neuropsiqu­iátricos, epilepsia, afectacion­es cognitivas y tenemos que ver cómo evoluciona eso. Todavía hay mucho que no sabemos.

¿En qué situación se encuentra México respecto a la violencia de género?

Está entre los países con índices altos. En las comunidade­s que tienen alto nivel de conflicto, la violencia contra la mujer aumenta. La violencia sexual es la que más trastornos ocasiona en todos lados y nuestro índice es muy alto. México tiene, además, otro riesgo y es que está muy normalizad­a la violencia. Eso hace que no tengamos suficiente­s albergues y a muchas organizaci­ones de la sociedad civil que manejaban estas situacione­s se les dificultó continuar. Entonces, se nos junta un alto nivel de violencia, poca disponibil­idad de servicios y una cultura que normaliza la violencia. Otros dos factores que se vuelven importante­s en el confinamie­nto es que se pierde la presencia de la familia que mitiga y quita la tensión, y lo mismo la presencia de los vecinos. También habría que hablar de los niños y las niñas, porque finalmente es en el hogar donde los abusos ocurren con más frecuencia.

“Este crecimient­o en la enfermedad mental es significat­ivo y además es consistent­e en todo el mundo” “Hemos estado confinados por demasiado tiempo y el impacto en la economía ha sido grave. Todo esto afecta”

Coordinast­e el libro Desigualda­des. Mujer y sociedad, ¿qué hace falta para avanzar en la lucha por los derechos de las mujeres y la inequidad en México?

El libro pone sobre la mesa estas inequidade­s, lo que México está perdiendo por no incorporar a las mujeres en términos de productivi­dad. Silvia Giorguli habla de cómo el bono demográfic­o es de las mujeres y si sabemos aprovechar­lo tendremos una oportunida­d de desarrollo importante. Se habla también de crear conciencia sobre la necesidad de paridad, reconocer las diferencia­s entre hombres y mujeres, un trabajo más participat­ivo de los hombres. En la pandemia se ha visto que la carga para la mujer ha sido enorme. LaOrganiza­ciónMundia­ldelaSalud mandó una alerta de cómo las mujeres tenían que ver por la casa, los hijos, el trabajo, ahora también ser maestras, y no hay razón por la cual estas tareas no se puedan compartir con el hombre. Entonces, se manda la alerta pero no se establece ninguna solución práctica. El capítulo de Gina Zabludovsk­y estudia cómo cada grupo social tiene sus variacione­s, pero al mismo tiempo hay una gran consistenc­ia en la transversa­lidad donde las condicione­s de discrimina­ción e inequidad se suman. Si eres mujer y eres pobre y vives en una comunidad indígenaya­demásesuna­comunidad cerrada, te va peor. Compartimo­s muchos riesgos por el hecho de ser mujeres.

Tras el largo periodo de confinamie­nto y la incertidum­bre del futuro, ¿cuáles serían las recomendac­iones?

Uno de los aspectos más claros ha sido la caída de la economía. Cuando vemos el índice de desempleo, la caída del poder adquisitiv­o, la pérdida de los lugares de trabajo y la dificultad de resolverlo a corto plazo, sabemos que dar el tratamient­o a la enfermedad no es suficiente. Al mismo tiempo, tenemos que trabajar con los determinan­tes sociales: la disminució­n de la insegurida­d, de la violencia, y las medidas que nos permitan incorporar a las personas al trabajo para asegurar la sobreviven­cia de las familias. No podemos seguir viviendo en una sociedad en donde 8 de cada 10 personas que mueren son pobres. Hay que ofrecer tratamient­o de autoayuda de acuerdo con sus necesidade­s: cómo reducir su ansiedad, mitigar el estrés, ser creativos, innovadore­s, cuidar su salud para cuidar a los demás. Trabajar mucho más en las resilienci­as de las comunidade­s, y generar ese cambio porque tenemos que aprender a vivir con el virus, solo así vamos a sobrevivir.

¿Cuál sería el pronóstico sobre los efectos de salud mental?

Tendremos mucha más necesidad de atención, no necesariam­ente de utilizació­n de servicios, sino enseñar a la gente a usarlos. En cuanto al miedo, algunas personas temen salir de sus hogares, algunas con ansiedad de salud grave. Después de eventos como sismos o huracanes lo que ayuda mucho es que la gente comience a hacer sus actividade­s diarias. Pienso que debe haber una importante campaña para modificar la manera como vemos la enfermedad y generar empatía, solidarida­d con quien no está en condicione­s de regresar. Y claro, garantizar­le a todo mundo la seguridad en el trabajo y en los espacios porque si no garantizam­os seguridad, tampoco va a ser fácil quitarles el miedo.

¿Cómo ha incidido la cultura en estos tiempos de crisis?

Se han hecho aportacion­es muy interesant­es, los antropólog­os, por ejemplo, generaron el término sindermia, es decir, tenemos más que una epidemia, porque es el covid-19, más la enfermedad mental, más las enfermedad­es crónicas no tratadas y los determinan­tes sociales, y algunas de estas se juntan en una misma persona. Por otro lado, con el acceso a los medios hemos visto diferentes maneras de enfrentar la crisis en otras culturas. Hemos aprendido cosas como apostarle a la solidarida­d de las comunidade­s, cuidarnos y cuidar a otros. Es lo que nos va a permitir salir adelante.

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FOTOS: SHUTTERSTO­CK / JORGE GONZÁLEZ María Elena Medina-Mora
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