Empresarios buscan una transición pacífica en EU
Ante las afirmaciones “sin fundamento” de Trump de que le “robaron” las elecciones, la semana pasada se reunieron 30 directores de las 100 compañías estadunidenses más importantes
La semana pasada, 30 directores ejecutivos de las 100 compañías más importantes de Estados Unidos se juntaron apresuradamente en una reunión en línea para discutir sobre las afirmaciones sin fundamento de DonaldTrump de que le “robaron” las elecciones.
Los ejecutivos trataban de encontrar la mejor manera de aprovechar su influencia personal y de la organización para asegurar una transición pacífica del poder, un sello distintivo del sistema político estadunidense. Algunos participantes sentían que las preocupaciones de un posible golpe de Estado eran desproporcionadas. Otros pensaban que no era así. La mayoría solo quería que terminar ala agitación de las elecciones. En cuestión de días, otros grupos, como la Cámara de Comercio de EU, hicieron un llamado a Trump para que dejara de retrasar la transición. Las empresas, como siempre, detestan la incertidumbre.
Al leer las noticias, tuve sentimientos encontrados. Por un lado, me alegró que los líderes empresariales pensaran sobre la importancia de la democracia liberal en Estados Unidos y cómo defenderla. Tampoco podía evitar sentir que parte de la preocupación del sector corporativo era ligeramente “muy poco y demasiado tarde”. La mayoría de los grandes grupos comerciales empresariales mostraron su apoyo a la administración Trump cuando se preparaba para aprobar lo que resultaron ser los mayores recortes de impuestos corporativos desde la era de George W. Bush.
También me preocupaba que, incluso si personas como yo se alegraban de que las élites empresariales al fin se tomaban en serio la disrupción del proceso electoral, y además pensaban sobre cómo asegurar una transición tranquila, todavía hay 72 millones de personas que votaron por Trump y algunos de ellos tal vez no estén de acuerdo.
Sospecho que cuando esas personas lean acerca de cómo un grupo de directores ejecutivos multinacionales se reúnen para arrojar su peso político, una buena parte de ellos probablemente piense algo como: “‘¡Es cierto! Hay una cábala de personas ricas y poderosas que manejan el país y tienen la influencia que yo no tengo. Ellos son los que obstaculizan la democracia”.
Por desgracia, no es una locura pensar eso. Cualquiera que tenga pulso sabe que en el Estados Unidos de la actualidad el sistema está manipulado a favor de los ricos y poderosos. Un artículo muy esclarecedor que publicó este mes el Institute for New Economic Thinking (INET) cuantifica el problema. Basándose en un convincente conjunto de datos de 2014, muestra que cuando la opinión cambia entre el 10 por ciento más rico de la población de EU, es más probable que haya cambios en las políticas.
Por medio de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, los académicos del INET, Shawn McGuire y Charles Delahunt, profundizaron en los datos. Encontraron que considerar las opiniones de cualquiera fuera de ese 10 por ciento superior de la población es un indicador mucho menos preciso de lo que ocurrió en las políticas de gobierno. Las cifras mostraron que “no solo los ciudadanos comunes no tienen un poder único y sustancial sobre las decisiones políticas, tienen poca o nula influencia independiente sobre las políticas”.
Así, por supuesto es cómo terminamos conTrumpcomopresidente. No era la causa sino el síntoma de un péndulo que oscilaba demasiado lejos hacia la concentración del sector corporativo, y la corrupción tanto en políticas como en las empresas.Tuvimos décadas de ajustes legislativos sobretodo tipo de cosas, desde la política fiscal hasta el gobierno corporativo y estándares de contabilidad que favorecieron al capital sobre la mano de obra. Las decisionesde la Corte Suprema, como el caso deCitize ns United, también aumentaron la cantidad de dinero que se canaliza a las campañas po