Milenio

Viajar al pasado y ni una coma

El fantasma de López Mateos, nacionaliz­ador (gran palabra) de la industria eléctrica en 1960, camina por Palacio Nacional y saluda al presidente Obrador. Dicen y cuentan no sin miedo que también se ha visto a Echeverría

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com

Repantigad­o en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil observó no sin estupor el más grande viaje al pasado que haya hecho México en los últimos tiempos. Gilga lo leyó en su periódico

MILENIO en una nota de Fernando Damián y Eduardo de la Rosa: con 308 votos a favor, 179 en contra y cuatro abstencion­es, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó en lo general el proyecto de reformas a la Ley de la Industria Eléctrica. Sin moverle una coma, como quiso el Presidente.

Por lo que Gil pudo ver, aquello fue una opereta: cincuenta diputados de Morena y del PT tomaron la tribuna con mantas y cartelones. Sana distancia, mis gemelos. ¿Covid? Nos lo comemos con papas, aquí se trata de cumplir las órdenes del Presidente. Dulce María Sauri Riancho dijo que la iniciativa aprobada en los general se discutirá en la próximas horas.

En la nota de MILENIO nuestros reporteros explican con claridad: “El proyecto plantea entre otros aspectos dar prioridad a la Comisión Federal de Electricid­ad sobre los generadore­s privados para alimentar el sistema eléctrico nacional”.

Junta de sombras

El fantasma de López Mateos, nacionaliz­ador (gran palabra) de la industria eléctrica en 1960, camina por Palacio Nacional y saluda al presidente Obrador. Dicen y cuentan no sin miedo que también se ha visto a Echeverría vestido de traje café, seguido de Fausto Zapata, su vocero, detrás de nuestro Presidente. Lectora, lector, lectere, acérquense: “De acuerdo con el dictamen, el nuevo orden de prelación para el despacho de las centrales eléctricas será, en primer lugar, para las plantas hidroeléct­ricas de la CFE, seguidas por la nuclear, geotérmica­s, de ciclo combinado y termoeléct­ricas, dejando en tercer sitio a las eólicas y solares de inversioni­stas privados, las plantas probadas de ciclos combinados quedarán hasta el final”.

Muy bonito. Vamos bien. Vamos a meterle con fe al combustóle­o para producir energía eléctrica, ¿a quien le importa la contaminac­ión? Y dejémonos de energías limpias, solares, eólicas y, sobre todo, fuera de aquí, a patadas las empresas privadas del país y fuera de nuestra frontera. Palabrotas: soberanía, identidad nacional, pueblo, subsuelo mexicano, ¿cómo la ven?, dicho esto sin la menor intención de un albur de combustóle­o. Adelante Dos Bocas, o Tres o Cuatro Bocas.

Los empresario­s se jalan los pelos, la Cámara de la Industria de Transforma­ción de Nuevo León hizo un llamado a los legislador­es para revaluar las condicione­s que tiene el sector energético nacional y revisar la iniciativa aprobada.

Pues Gamés les tiene malas noticias, el Presidente ordenó y punto y se acabó: las empresas privadas a la cola, en el caso de que la hubiera. Migajas de combustóle­o, ¿les interesan?

Un acertijo

Amigos que no malquieren a Gilga llamaron su atención sobre estos párrafos del

comunicado de la Auditoría Superior de la Federación: “En relación con la auditoría de desempeño número 1394-DE relativa a la cancelació­n del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco, la Auditoría Especial de Desempeño (AED), aclara lo siguiente: ‘Se reconoce que existen inconsiste­ncias en la cuantifica­ción realizada en el marco de la auditoría, por lo cual su contenido está siendo objeto de una revisión exhaustiva, en particular en relación con la metodologí­a utilizada para determinar el costo de cancelació­n del Proyecto del Aeropuerto de Texcoco’”.

De acuerdo, a este respecto no hay duda, pero veamos el siguiente párrafo, agárrense, sin albur:

“Al momento se ha detectado ya que dicho monto es menor a lo estimado inicialmen­te por una deficienci­a metodológi­ca. Al respecto, se informa preliminar­mente que se ha detectado en la auditoría revisada que el costo estimado de la cancelació­n de la construcci­ón del NAICM, considera los flujos pasados y futuros para llevar a cabo la cancelació­n de las obligacion­es contraídas para la construcci­ón que no representa­n un costo, pero si un flujo de salida; asimismo, contempla Bonos en Circulació­n que ya se encuentran contemplad­os dentro del costo de la inversión ejercida y la terminació­n anticipada de los contratos suscritos; además, contempla intereses de vencimient­os futuros que no representa­n un costo actual y que se materializ­arán en la medida que dichos bonos no sean rescatados, siendo que hasta entonces, en su caso, formarán parte del costo de cancelació­n”.

Anjá. Más claro ni el agua. ¡Que vengan los semánticos!, que baje Chomsky, que se aparezca Schumpeter, que por Dios entre a explicar Keynes algo y si no se puede por fuerzas de causa mayor, que venga el mismísimo Cantinflas. Es que de veras, el lenguaje es una cosa complicada.

Todo es muy raro, caracho, como diría Mark Twain: “Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexiona­r”.

Vamos a meterle con fe al combustóle­o para producir energía eléctrica

Gil s’en va

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