Milenio

Jimena Rodríguez

- JIMENA RODRÍGUEZ

“Si alguien puede ante la adversidad, se llama Tiger Woods”

Ese es Tiger Woods. Desde que se convirtió en pro a los 21 años, en el lejano 1996, no hizo más que enriquecer a su deporte. Su peculiar estilo, talento sin igual sobre el campo, cautivó hasta a los escépticos del golf.

Con la gloria en la palma de su mano, la vida quiso verlo sufrir solo para engrandece­r su leyenda pasando las cuatro décadas. A sus 45 años, ya tuvo cinco cirugías de espalda y cinco de rodilla, pero una pierna destrozada pinta para ser su mayor reto.

Los amantes del golf o admiradore­s de Tiger en especial deben hacerse a la idea de que es muy probable que en diciembre hayamos visto por última vez a Woods compitiend­o. Como si el universo hubiera querido darle una buena despedida, la experienci­a no podría haber sido mejor para Tiger, que encontró en su hijo Charles a su mejor cómplice de profesión. “No hay palabras para describir esto”, declaró tras el PNC Championsh­ip, un torneo que se disputa en parejas. La postal es para la posteridad.

Uno de los mejores momentos de su vida. Ambos con la misma vestimenta y el niño de 11 años siendo un fiel reflejo de su padre. Por supuesto, a Tiger lo hemos visto ya resucitar. La conquista del Masters de 2019 fue uno de los momentos cumbre en una ya destacada trayectori­a, que tuvo que atravesar 11 años de sequía. Un escándalo personal de infidelida­d, en medio de operacione­s y dolores que le habían creado una adicción a los opioides, llevó a un arresto por conducir bajo los efectos de sustancias. Tocar fondo lo revivió. Llegó el décimo quinto major en uno de los mejores resurgimie­ntos en la historia del deporte. A tres de igualar el récord de todos los tiempos de Jack Nicklaus, los planes de Woods, la esperanza de sus seguidores y el anhelo de seguir viéndolo triunfar incluso de sus colegas, se han puesto en pausa.

A pesar de la lesión de gravedad en la pierna derecha, la cual sufrió múltiples fracturas al igual que su tobillo donde le insertaron tornillos, Tiger se va a recuperar. La pregunta es: ¿Lo suficiente para volver a competir? Algunos médicos expertos aseguran que podrá volver a jugar y quizá este mismo año. Solo queda esperar por lo mejor. Tiger ya no le debe nada al golf, al que convirtió en mina de oro, pero el golf quizá aún le puede dar más.

A tres majors de igualar el récord de Nicklaus, los planes de Woods se han puesto en pausa

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