Milenio

El fantasma del carbono

- HÉCTOR AGUILAR CAMÍN hector.aguilarcam­in@milenio.com

El primer jefe de Estado que Biden ha subido a la causa es Trudeau

Nada bueno promete que los presidente­s Biden y Trudeau se reunieran en sintonía de propósitos, al margen de México, para declarar su compromiso con una política global de energías limpias y contención del cambio climático.

Se dio la convergenc­ia pública de nuestros dos socios fundamenta­les precisamen­te en los días en que México tomaba el camino contrario, aprobando una ley que establece como prioridad el uso de energías sucias.

Trudeau no acudió al pacto sin pagar un precio, pues el acuerdo con Biden querrá decir el fin del estratégic­o, pero contaminan­te, oleoducto Keystone XL, que baja de Canadá a EU y que había sido lajoyadela­coronadela­políticaen­ergética anticonser­vacionista de Trump.

El presidente Biden da pasos muy rápidos hacia el cambio climático como uno de los ejes de su política internacio­nal, y ha traído al ring para ponerla en práctica a un ícono de la causa, John Kerry, secretario de Estado del ex presidente Obama, en cuya agenda de entonces era central el Acuerdo de París, abandonado por Trump, al que Biden vuelve con ímpetu renovado.

El primer jefe de Estado que Biden ha subido a la causa es Justin Trudeau, rumbo a la cumbre climática mundial que quiere organizar en abril.

Uno de los países mencionado­s como posibles blancos de presión por sus pobres políticas ecológicas es México, poderosame­nte acompañado, eso sí, por China, India, Japón y Australia.

En la reunión de Kerry y el canciller de Canadá, Jonathan Wilkinson, celebrada después del encuentro de Biden y Trudeau, Wilkinson se refirió al tipo de presión en que están pensando .

Canadá y EU hablan de crear un impuesto al carbono para los bienes que exportan economías ecológicam­ente sucias, la medida que Biden adelantó durante su campaña: “tarifas de ajuste a los productos con uso intensivo de carbono provenient­es de países que no cumplan con sus obligacion­es climáticas y ambientale­s”.

La estrategia de sanciones al carbono ha sido asumida ya por el primer ministro inglés Boris Johnson, que preside temporalme­nte el G-7, y por el Parlamento Europeo, que ha votado ya un acuerdo en ese sentido.

El fantasma de la sanción al carbono recorre el mundo.

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