Unidad médica en Culiacán
Tv, wifi, room service... así era el primer hotel-hospital
El primer hospital covid-19 en México fue de cinco estrellas: camas king size, room service, internet ilimitado y televisión de 50 pulgadas...
El hotel Lucerna es un símbolo deCuliacán.Fue,porejemplo,lacasa del entonces director técnico de Dorados de Sinaloa, el astro argentino Diego Armando Maradona.
Pero hace un año se convertía, sin saberlo —ni quererlo—, en una unidad médica que atendió al segundo caso confirmado en todo el país del nuevo coronavirus.
Pero el personal —y el propio hotel— nunca imaginó lo que podía implicar recibir a ese hombre originario de Hidalgo, a quien se le asignó la habitación 706.
El hombre de 41 años llegó a eso delastresdelatardealicónicohotel yenunascuantashorasseconvirtió en el paciente cero de Sinaloa.
El virus lo contrajo en Europa: Tomó cursos de capacitación en Bérgamo,Italia,yveníaaCuliacána replicarlos para personal de la empresa refresquera en la que trabaja.
Poresasfechas,esaregióneraun punto alto de contagio.
TelésforoFernández,quiendesdehacedosañoseselgerentegeneral del hotel Lucerna de Culiacán, evoca la escena que se vivió cuando sesupoqueelcovid-19estabaentre uno de los huéspedes.
“El hotel estaba a ciento por ciento de ocupación. La noticia salió en la madrugada y para el desayuno parecía una película de terror enlaquetodosalmismotiempoestán viendo su celular y empezaron a pedir sus cuentas e irse: en minutos el hotel se quedó solo”, narró.
Fernándezrelataque“teníamos al ejército de la Secretaría de Salud del estado para reunir a todos los colaboradores del hotel y explicar qué es el covid-19, cómo se contagia y cómo atender a alguien contagiado;nosconvertimosenunpequeño hospital, fue una situación de estrés y miedo a lo que pudiera ocasionar la enfermedad”.
Con el paso de los días, el miedo lo tuvieron que enfrentar también afuera de su trabajo. El gerente cuenta que el personal llegaba tarde y caminando al hotel.
“El transporte público les negaba el servicio porque tenían el logo delhoteleneluniforme.ElUberno llegabahastaacá,tedejabacuadras atrás o adelante”, contó.
Por ello, armaron rutas para irconvehículosdelhotel,alascasas de los trabajadores y regresarlos.
Pero la pesadilla solo comenzaba. Los huéspedes no llegaron al hotelyloscomensalesdeltradicional restaurante desaparecieron.
“Sedecidiócerrar”,dijo.Yasífue durante abril y mayo, lo hubieran hechoantessinoeraporqueesefin de semana llegó el presidente Andrés Manuel López Obrador y su comitiva, la única ocupación.
Para junio, cuando reabrieron, del estigma pasó al humor mexicano, y por esos días el Lucerna de Culiacán ya tenía varios memes.
Uno anunciaba que el costo de hospedaje en este hotel, en el que se han quedado Alejandro Fernández, Pepe Aguilar, Chayanne,entreotros,erade20pesos.Los ingenuos eran rápidamente desengañados al llegar al lobby.
Ese era el día a día para el personal, pero también hubo algo positivo: el Lucerna de Culiacán fue el primero que se adaptó a las medidas sanitarias antes de que ya fueran regla en la nueva normalidad.
“Hicimos un cuestionario, preguntábamos a la gente si venía de Italia, Nueva York, partes donde el virus estaba más activo”, contó.
Y es que no fue para menos la experiencia de ser los primeros, y quizá los únicos, en atender a una persona contagiada.
Para empezar, recuerda, todo el séptimo piso estaba vacío, solo estaba él. Sus alimentos se los dejaban en la puerta de la habitación y para limpiar el cuarto, el señor se pasaba a otro, mientras los doctores aprovechaban para revisarlo.
“El personal portaba batas, gorras, gogles, cubrebocas, guantes, secubríanloszapatos...equipoque la Secretaría de Salud del estado nos proporcionó”, contó.
Para Fernández, “el tiempo nos dio la razón” de las medidas tomadas. “Esto fue a finales de febrero; en marzo, abril y mayo no tuvimos colaboradoresconcovid.Ycuando salieron los protocolos ya muchas cosas las habíamos aprendido”.
Hoy, un año después, huéspedesycomensaleshanvueltopocoa poco,peronadacomoantesdelcovid.“Delcientoporcientodeclientesqueteníamos,vamosrecuperados a 50 por ciento”, finalizó.
El hombre llegó a eso de las tres de la tarde y en unas horas se convirtió en el paciente cero de Sinaloa