Milenio

El impacto de la pandemia en la movilidad social

- JULIO SERRANO ESPINOSA juliose28@hotmail.com

Se ha hablado mucho de las terribles consecuenc­ias de la pandemia en la pobreza y la desigualda­d, y con razón. El desempleo que provocó el cierre de negocios empujó la pobreza laboral a casi 5 millones de personas el año pasado. Más de 50 millones de mexicanos (cuatro de cada 10) no cuentan con los ingresos suficiente­s para adquirir la canasta alimentari­a.

La des igualdad también parece estar creciendo.

Los más golpeados por la crisis han sido los que están más abajo en la escala salarial. Mientras que ejecutivos y otros privilegia­dos lograron seguir trabajando desde sus casas, meseros y otros vulnerable­s perdieron sus empleos por culpa del confinamie­nto. Esta divergenci­a se vio reflejada en el salario promedio de los trabajador­es.El único grupo de la población que vio sus ingresos aumentar en 2020 fue el 20% más rico. El que sufrió la peor caída fue el 20% más pobre.

Pero hay otra víctima de la pandemia que casi no se menciona: la movilidad social. Todos buscamos mejorar nuestras condicione­s de vida y que nuestros hijos vivan mejor que nosotros. Para lograrlo, es fundamenta­l que existan oportunida­des para progresar. México ya era un país de pocas oportunida­des. El coronaviru­s se ha encargado de reducirlas todavía más, en particular para los que menos tienen.

Una señal de la falta de movilidad social ascendente­que nos espera es el PIBpercá pi ta. Todo apunta a que el mexicano promedio acabará más pobre en el sexenio de López Obrador de como empezó. Algunos analistas estiman que nos llevará cerca de 10 años recuperar el PIBper cápita que teníamos en 2018. En otras palabras, en lugar de mejorar nuestra condición de vida nos estamos moviendo en el sentido opuesto.

La situación para los más pobres es más precaria. Sus posibilida­des de movilidad social ascendente ya eran bajas antes de la pandemia. Tres de cada cuatro mexicanos que nacen en un hogar muy pobre se quedan pobres de grandes. En el sur del país la cifra es casi nueve de cada 10. Ahora que ha crecido el número de pobres en el país y que las oportunida­des laborales se han reducido,lasposibil­idadesdees­caparlacon­dición de origen serán más escasas.

El principal motor de la movilidad social es la educación. Entre más lejos lleguemos en la escuela mejores perspectiv­as de ingresos tendremos. Aquí también las perspectiv­as son desalentad­oras a raíz de la pandemia. La calidad de la educación (de por sí deficiente) se ha deteriorad­o con las clases a distancia. Seis millones de niñoshande­jadolaescu­ela.Aniveluniv­ersidad, eleslabóna­cadémicomá­simportant­eparaaspir­ar a mayores ingresos y movilidad social, cientosdem­ilesdeestu­dianteshan­tenidoqued­arse de baja por falta de recursos._

Es un panorama poco prometedor. Contar con oportunida­des para subir la escalera socioeconó­mica es fundamenta­l para el desarrollo de las personas y del país. Por desgracia, la pandemia ha dañado aún más el motor que detona la movilidad social.

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