Estafan con 44% de ventas de pescado
En Guadalajara, Ensenada y Mérida detectan fraude vía sustituciones, con el estudio GatoXLiebre 2.0
En pescaderías y restaurantes de Guadalajara, Ensenada y Mérida, 44 por ciento de los pescados que se comercializan con sustituidos por otras especies que, en muchas ocasiones, son de menor precio, señala el nuevo estudio de Oceana, “#GatoXLiebre 2.0: dime qué pescado comes y te diré cómo te engañaron”.
“La mitad de las veces que compramos pescado fresco fuimos engañados y, en restaurantes, 38 por ciento de las veces recibimos una especie distinta a los menús”, dijo Mariana Aziz, directora de Campañas de Transparencia de Oceana.
El estudio detectó que en Guadalajara, Mérida, Ensenada y Tijuana, el marlín es sustituido en ciento por ciento de los casos, comúnmente por tiburón mako, una especie catalogada en peligro por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, o por atún.
Por ello, catalogan como los “maestros del disfraz” al marlín, con ciento por ciento de sustitución; el huachinango, con 88 y la curvina, con 53 por ciento.
El fraude ocurrió en pescaderías la mitad de las veces que compraron pescado y dos de cada cinco en restaurantes; en la mayoría de los casos, fueron suplantados por tilapia, una especie que producen acuacultores mexicanos de menor costo, y por la basa, un pescado de menor precio importado de China y Vietnam.
“Esta práctica perjudica nuestros bolsillos, ya que en ocasiones la diferencia de precio entre la especie solicitada y la obtenida llega a ser de 700 por ciento”.
En Guadalajara, donde se encuentra el segundo mayor mercado de pescado después de la Nueva Viga de Ciudad de México, la suplantación de especies a ciento por ciento no solo se da con el marlín, sino también con el huachinango, sierra y lobina.
Según el reporte, un kilo de robalo o huachinango puede llegar a los 490 o 412 pesos respectivamente, cuando en realidad te dan tilapia, cuyo precio es de 68 pesos por kilo; lo mismo ocurre con la cabrilla, cuyo costo por kilo es de 495 pesos, y se sustituye por basa, que tiene un precio de 80.
El engaño también afecta a pescadores mexicanos, pues genera afectaciones económicas graves debido a que se vende pescado importado como si fuera producto nacional, por lo que les resulta difícil competir con productos baratos, pues sus costos de producción son considerablemente menores.
Actualmente, Oceana trabaja con la Conapesca para construir una norma de trazabilidad que permita rastrear el pescado del barco al plato. El proceso se encuentra en una etapa temprana, pero está dentro de las prioridades contenidos en el Programa Nacional de Pesca y Acuacultura 2020-2024.
Asimismo, se señaló que hace falta la incorporación de la Profeco, ya que una vez publicada la norma, será el organismo encargado de vigilar que se cumpla.