Cunde violencia y pegan a Artículo 19
Injerencista, mandón, inconsecuente y arbitrario, Estados Unidos no echa a andar su maquinaria de policía del mundo a partir de coyunturas ni por la lectura de señales que pudieran parecer poco amistosas, descortesías acaso, sino por procesos definidos de antemano, con antecedentes históricos, que no responden a deseos de alguno de sus polos del bipartidismo que prima en esa nación. La evaluación reciente en materia de derechos humanos abarca a la parte del planeta que le interesa a Washington y de la que México va en primera fila por compartir frontera, llámese informe, reporte o certificación.
El trabajo del Departamento de Estado en la materia incluye la entrega de fondos a diversas organizaciones no gubernamentales, cuyo trabajo debe materializarse en reportes documentados sobre la situación de los países en los que operan y un trabajo de asesoría e instrucción para que se conozcan mejor las leyes y los mecanismos de gobierno y de éste con la sociedad civil en busca de proteger los derechos humanos.
Nadie puede negar que esa información puede transformarse en arma para pegarle a diversos países, como tampoco que la actividad de muchas ONG resulta indispensable en coadyuvancia con autoridades rebasadas por la inercia de las violaciones.
Recuerdo haber participado como ponente en una reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en Chile, en 2014, cuyo informe sobre la situación de los derechos humanos de los periodistas contenía para el capítulo México la reproducción de algunos párrafos tomados letra por letra del entonces más reciente Informe de gobierno de Enrique Peña Nieto. Eso era todo. Por eso la actividad de ONG como Usaid y Artículo 19, feroz crítico del propio Peña y de Felipe Calderón, son fundamentales en cuanto a difusión y promoción de derechos humanos y el apoyo a los defensores y periodistas víctimas.
Culpar a Artículo 19 por los datos irrefutables de impunidad y violencia que padece México, difundidos por Estados Unidos (más allá del cinismo que encierra no ver su crisis interna), es taparse los ojos ante jornadas como la de ayer, con decapitados y narcomensajes, o normalizar el crimen con la sentencia dostoievskiana de que el hombre es vil, a todo se acostumbra.
La evaluación abarca a la parte del planeta que le interesa a Washington