Milenio

Una cuarta ola de 500 mil casos

- ÁNGEL DÍAZ

La epidemia ha vuelto a descontrol­arse y marca en España un número reproducti­vo R mayor a 1, lo que significa que cada persona infectada contagia, como media, a más de otra. En otras palabras, el virus se extiende. Una vez más, serán las restriccio­nes y medidas higiénicas las que deban frenar el nuevo aumento, dado que las vacunas protegerán a un porcentaje aún limitado de la población. Aunque la cuarta ola podría no llegar al tamaño de la tercera, es posible que todavía sumemos otro medio millón de casos y 5,000 muertes en los dos próximos meses.

La parte positiva es que cada vez sabemos mejor lo que funciona contra el virus; la negativa, que estamos agotados y la variante británica, que ya domina ampliament­e España, nos lo podría poner más difícil. «El aumento ya es inevitable, pues debíamos haber endurecido las medidas antes», analiza Antonio Guirao, experto en la evolución de la epidemia de la Universida­d de Murcia, cuyas previsione­s se han mostrado certeras desde el inicio de la crisis. «La flexibiliz­ación de medidas durante marzo produjo el estancamie­nto de la caída de contagios y el inicio del repunte», indica.

«Deloqueest­amosatiemp­oes de evitar que la altura del pico sea muy grande», continúa Guirao. «Cuanto más tiempo tardemos en frenar el impulso que, muy probableme­nte, ha adquirido la epidemia en los días pasados, más se tardará en llegar al pico y, por tanto, más alto será el mismo y más cola traerá después», razona. «Si se tomaran medidas hoy mismo», apunta, «aun veríamos un aumento de contagios durante un par de semanas hasta llegar al pico».

El nuevo repunte nos pone ante el espejo, una vez más, de una aparente incapacida­d por bajar la incidencia de 50 casos por 100.000 habitantes en 14 días. Allí se sitúa el umbral de riesgo bajo y comenzaría a ser posible controlar la epidemia con rastreo y medidas preventiva­s, sin grandes restriccio­nes. Tras tocar techo el 27 de enero, con una incidencia de 899.93 en el conjunto de España, la misma se redujo drásticame­nte hasta 127.80 el 16 de marzo. Es decir, se bajaron 772.13 puntos en 48 días.

Aún se desconoce el impacto del aumento en la movilidad por vacaciones

Un logro que duró poco, pues enseguida volvieron a crecer los contagios. Mientras, la atención primaria lleva más de un año asfixiada, y la presión en los hospitales cede entre una ola y otra, pero sólo lo justo para no colapsar. La crisis sanitaria, económica y social sigue ahí. «El problema de hablar de olas es que normalizam­os la cronificac­ión», señala Anna Llupià, epidemiólo­ga del Hospital Clínic de Barcelona. «Me preocupa mucho el colapso sanitario, pero me preocupan también mucho los cierres y restriccio­nes, el toque de queda...», agrega.

Recién concluidas las vacaciones, nos enfrentamo­s al problema añadido de no saber aún cuál ha sido el previsible impacto del aumento en la movilidad. «El efecto de Semana Santa lo vamos a ver a partir de ahora, con un aumento del número reproducti­vo posiblemen­te hasta 1.3 o más», señala Guirao. Tras la primera ola, en la que número R, que indica la velocidad a la que se extiende o contrae la epidemia, rondó el 3, el dato más alto de la epidemia en España se produjo el 10 de julio, con 1.45.

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