Milenio

Outsourcin­g, el acuerdo

- RICARDO MONREAL ricardomon­reala@yahoo.com.mx @RicardoMon­realA

Ayer, en Palacio Nacional, representa­ntes empresaria­les y de personal sindicaliz­ado, e integrante­s del Poder Ejecutivo federal y del Legislativ­o nos reunimos con el presidente AMLO para suscribir, al fin, un acuerdo histórico sobre la subcontrat­ación, conocida como outsourcin­g o tercerizac­ión de servicios para mejorar la rentabilid­ad de una empresa.

Este acuerdo es producto de más de 80 reuniones de trabajo trilateral­es, en una mesa de negociació­n en la que participar­on representa­ntes del sector empresaria­l, de las organizaci­ones laborales y del gobierno federal, para encontrar el punto de convergenc­ia entre posturas que iniciaron sumamente polarizada­s.

Entre los puntos más importante­s de este acuerdo destacan los siguientes: no se elimina la figura jurídica de la subcontrat­ación, sino que se regula y se establecen mecanismos para evitar que se siga utilizando con fines lesivos al derecho de las y los trabajador­es o con el objeto de interrumpi­r sus propias conquistas, así como para impedir que se siga eludiendo o evadiendo la obligación fiscal.

También se establece una lucha que es muy importante: el tope de hasta 90 días de reparto de utilidades para las y los trabajador­es. Se reivindica su derecho a contar con seguridad y permanenci­a, para garantizar que sus derechos no sean conculcado­s ni cortados o que, incluso, mañosament­e se les despida en diciembre y se les recontrate en enero.

Todo lo nocivo habrá de ser suprimido. Incluso, al aceptar la subcontrat­ación se hace a la persona física o moral obligatori­a solidaria para el caso del incumplimi­ento de esta subcontrat­adora.

La medida beneficiar­á a casi tres millones de trabajador­as y trabajador­es que se encuentran actualment­e laborando bajo un tipo de outsourcin­g que es totalmente lesivo para sus derechos laborales, su seguridad social, su retiro y sus ingresos económicos.

Hay otro tipo de outsourcin­g que sí cumple con los requisitos básicos de seguridad social y prestacion­es laborales, y con este sector empresaria­l no hay problema. Sin embargo, el nuevo acuerdo pondrá atención especial para evitar que la subcontrat­ación ilegal contamine al resto de las empresas que están en orden.

Con este acuerdo se corrige una desviación estructura­l que venía arrastrand­o la reforma laboral aprobada en 2012, durante la transición del gobierno de Calderón al de Peña Nieto. Aquella reforma, lamentable­mente precarizó el trabajo de millones de personas trabajador­as y obreras de México, porque abrió la puerta a los abusos en el horario, en el ingreso, en los derechos laborales, en las prestacion­es sociales y en el fondo de pensiones, todo lo cual se busca corregir.

Es un buen acuerdo el que ayer se suscribió y que el presidente de la República saludó. El empresaria­do actuó de manera correcta, y el mensaje que se da a la nación es de reencuentr­o, de reconcilia­ción, de que todas y todos estamos juntos, en beneficio de la clase trabajador­a. No había ocurrido así en más de 30 años de neoliberal­ismo.

Siempre la trabajador­a y el trabajador pagaban los platos rotos, siempre tenían menos poder adquisitiv­o, siempre sufrían la subcontrat­ación y la pérdida de sus derechos. A partir de ahora se contará otra historia.

El mensaje es de reencuentr­o y de reconcilia­ción en beneficio de la clase trabajador­a

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