“Soy salsero y rumbero hasta en la ducha”
El candidato a la alcaldía de Tlalpan por Fuerza por México disfruta de la gastronomía nacional, el cine francés, la literatura contemporánea, salir a las calles a andar en bicicleta y el futbol; es fanático de los Pumas y hecho en CU
Fiestero desde joven, con un gusto por la salsa y el merengue que tiene hasta en la ducha, así se describe Adolfo Llubere Sevilla, candidato a la alcaldía de Tlalpan por el partido Fuerza por México.
Es egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde estudió Ciencias Políticas. Aunque confiesa que antes estudió Medicina durante año y medio, pues desde pequeño tuvo vocación para ayudar a las personas, incluso fue paramédico de la Cruz Roja durante seis años tras el sismo de 1985.
Sin embargo, su interés por la política nació al ser parte del movimiento estudiantil cuando cursaba la preparatoria en 1986, y ahora, confiesa que su objetivo es mejorar la calidad de quienes viven en Tlalpan.
¿Qué quería ser de niño?
De niño vivía cerca de la estación de bomberos de la Universidad y quise ser bombero, iba a la estación de Ciudad Universitaria, me dejaban subir a los camiones y aventarme por el tubo.
¿Cuál es su mayor motor?
Mi hijo, tengo un pequeño de seis años, que ahora con las elecciones tengo que sacrificar un poco el tiempo con él, pero lo hemos hablado y él lo entiende perfecto, incluso a veces me da consejos de qué me falta decir en mis videos para la campaña.
¿Qué busca transmitirle a su hijo con su trabajo?
Es mi motor para transformar Tlalpan, y uno cuando es padre ve las necesidades de los pequeños, él es una guía para poder apoyar a todos los niños.
¿Tiene alguna frase o lema?
Sí: La fuerza de Tlalpan está en su gente.
¿Qué es lo que más le gusta de donde vive?
La comida, sus mercados, yo camino por el barrio y por el pueblo, me gusta estar en el bosque de Tlalpan, en el parque Fuentes Brotantes, y me gusta salir a andar en bici.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Leerle a mi hijo, me gusta salir a andar en bici con él o a caminar, con el tema de la pandemia no me gusta que esté encerrado todo el tiempo, entonces busco que salga al menos a que le dé el sol junto con su perrita para que no esté todo el día en el departamento. Antes nos gustaba ir a nadar.
¿Algún libro que recomiende?
Cien años de soledad, yo soy muy de la literatura contemporánea, me gusta mucho Gabriel García Márquez.
¿Y en las películas?
Amélie, me gusta mucho el cine francés. No soy tanto de series, soy de esa generación que no es tanto de internet ni de Netflix.
¿Qué música disfruta?
Me gusta la música clásica, pero sobre todo me gusta la salsa y el merengue, bailarlo y cantarlo, incluso cuando me baño, soy salsero y rumbero.
¿Entonces le gustaba la fiesta?
Cuando te conviertes en padre las cosas cambian, pasas de las fiestas para bailar a las fiestas infantiles, pero antes era rumbero, iba a la Embajada Jarocha y otros lugares. Antes de comprometerme, era de salir de fiesta a bailar.
¿Practica algún deporte?
De joven practicaba futbol todos los sábados y era portero, yo me considero que era bueno y me rifaba, mi equipo era el Rayo Vallecano, los Vallecas, nos decían allá arriba en el Ajusco, y también nadaba, pero el futbol era mi pasión.
¿Es fanático de algún equipo?
De los Pumas de la Universidad, desde joven siempre he sido puma, yo soy hecho en Ciudad Universitaria.
¿Qué comida le gusta?
La comida mexicana, no soy tanto de comida internacional, soy más modesto, soy una persona de arroz, frijoles, chiles rellenos, el huauzontle, la pechuga, el espagueti, el pescado, más específicamente la mojarra, tilapia o el huachinango, aunque esté carísimo. También me gusta la comida mediterránea, pero yo soy más de la comida corrida en el barrio, tortilla y siempre con muy poco chile.
¿Adónde viajaría si no hubiera pandemia?
Me gustaría conocer China, creo que me llama mucho el oriente, las murallas, los guerreros de terracota, pero también esa otra parte donde se encuentra Rusia, Alemania. También Australia, solo que si está muy lejos, pero primero me gustaría más poder conocer Europa o los bosques de Canadá.
Fue paramédico de la Cruz Roja tras el sismo de 1985 y estudió Medicina por año y medio
“De niño quise ser bombero: en la estación me dejaban subir a los camiones y aventarme del tubo”