Puebla entre memes y movilidad
Un video de Tik Tok que muestra cómo un grupo de peatones se tropieza con una barra de plástico, colocada para demarcar una ciclovía nueva, se volvió viral. Uno tras otro, los peatones cruzan la calle y en lugar de usar la cebra peatonal para atravesarla, lo hacen en diagonal porque justamente su “línea de deseo” se ve obstruida por otros elementos en la esquina. ¿Qué es la línea de deseo? Es la manera más sencilla y natural para cruzar una calle, un parque, una plaza, etc. Es un concepto que usan arquitectos, urbanistas e ingenieros para denominar la distancia más corta entre un punto y otro, la que prefieren los peatones, más allá del diseño del constructor. La ingeniería mexicana tiene una larga tradición en el uso de normas técnicas, estándares y manuales para todos los elementos que componen los caminos, carreteras y autopistas del país. A lo largo de los años, las ingenieras e ingenieros mexicanos han condensado ese conocimiento en diversas publicaciones y, de hecho, el Instituto Mexicano del Transporte se dedica a la elaboración de normas técnicas que desde los años 50 establecen la densidad, extensión, peraltes, drenaje, señalética, etcétera, de todos los caminos. En cambio, con las ciclovías esa tradición no existía. Lo único con lo que se contaba hasta hace poco era el sentido común, el que indicaba que las ciclovías tenían que ser del suficiente ancho como para que cupiera una bicicleta y pudiera maniobrar. Sin embargo, desde hace por lo menos tres lustros, ingenieros, arquitectos, planificadores y activistas se han dedicado a construir conocimiento alrededor de un tema nuevo en las ciudades: los sistemas de transporte individuales, las bicis, un medio tan antiguo como el automóvil, pero cuya reintroducción en las calles es reciente y ha significado una revolución urbana en todo el mundo. La paradoja del video de Tik Tok es que Puebla es una ciudad pionera en la revisión de sus propias normas técnicas y en la aprobación de leyes y reglamentos en favor de una movilidad suave. Puebla es la ciudad que ha retirado más puentes “peatonales”, por ejemplo. Esos oprobiosos puentes que no tienen nada de peatonales y que solo fueron construidos para facilitar el paso de los automóviles privados, sin importar la carga extra que imponen a los peatones. El Instituto de Planeación Municipal ha formado cuadros técnicos y muchos activistas han pasado a ser funcionarios en un proceso difícil, pero que se ha vivido en ciudades como Guadalajara y la de México. Así que el episodio de la ciclovía de Puebla permite asomarnos a este nuevo fenómeno: la construcción colectiva de conocimiento y su conversión en un complejo legal que rige una nueva realidad; la de la revolución en dos ruedas. La bicicleta se ha vuelto una alternativa al vehículo particular. El conocimiento ahí está, en manuales como los de Ciclociudades. Si alguien lo requiere, lo único que necesita es acceder a ese nuevo complejo de conocimientos acumulados en los últimos tres lustros.