La tranquilidad del peñanietismo

Cuando se propuso y se aprobó la idea de una Fiscalía que durara tantos años para que, entre otras cosas, fuera independiente del gobierno en turno, la idea era comenzar a corregir uno de los problemas fundamentales de la justicia mexicana, que era su manejo político. Nos queda claro que eso, por lo pronto, no se ha logrado. Y el asunto más representativo es el de Lozoya-Odebrecht-Reforma energética. Sabemos que la procuración de justicia es lenta, pero hay lentitudes que provocan sospecha. Muchos meses después que Emilio Lozoya rindiera su declaración con el fin de obtener un criterio de oportunidad, curiosamente cuando arrancan las campañas para la elección de este junio, la Fiscalía rescata aquellas acusaciones y encarcela a uno de los mencionados: Jorge Luis Lavalle Maury. Unas semanas antes lo había hecho contra uno más del alista de Lozoya: Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Y en filtraciones y chismes para columnas han aparecido en estos días Roberto Gil y Ricardo Anaya, por ejemplo. Qué tienen en común todos estos personajes: son panistas. Es curioso. Porque en aquella denuncia de hechos el primer nombre que aparece es el de Enrique Peña Nieto que, junto con Luis Videgaray, también enlistado, son, según Lozoya, los grandes maquinadores de todo el asunto para conseguir dinero para la campaña. Los demás, si algo, son cómplices. Según recuerdo, Peña Nieto y Videgaray eran priistas. También en la lista de Lozoya están: David Penchyna (senador del PRI), José Antonio Meade (candidato del PRI), José Antonio González Anaya (director general de Pemex e IMSS con el gobierno del PRI). Será que esa parte de la declaración de Lozoya no la han leído aún en la Fiscalía o en la UIF, o no les ha dado tiempo para filtrar nada, o simplemente hay cosas que no se tocan. O a lo mejor los priistas son todos inocentes y Lozoya solo los quiso ensuciar por mala onda y los panistas sí eran los que en verdad gobernaban el sexenio pasado… O yo ya no entiendo nada. Me resisto siempre a las teorías de la conspiración y me resisto aún a lo del pacto entre el peñismo y el lopezobradorismo, pero Gertz no ayuda. Por lo pronto, insisto, por lo pronto los peñanietistas siguen bastante tranquilos.

Quizá los priistas son inocentes y Lozoya solo los quiso ensuciar