Milenio

“Ustedes los ricos y nosotros los envidiosos”

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com @jairocalix­to

Ya hasta pienso, ¿qué no será el papá de Sammy García la versión norteña de Luisito Rey?

Est aba pensando en que si “Lui si to Rey viviera con el TUMOR y el PRIANCHU estuviera”, cuando apareció el video de los jóvenes golfistas regios que, vestidos con sus alegres y coloridos ropajes, se pelearon de manera tan viril y encantador­a en el hoyo 18 sin recurrir nunca a sus palos cuando cualquier otro más b ar baján habría resuelto el asunto blandiendo un hierro 9 o una madera 6. Exploré el material que circulaba por todas las redes checando si por ahí se encontraba Samuel García yendo loco de contento por su domingo al green, esos recursos con el que su daddy apoya su campaña, la máscara de entre todos los candidatos. Gente que sabe cómo hacerla y dónde invertir sus recursos, pero que no le meterían 20 millones de pesos a este negocio solo buscando réditos.

Yes que según palabras del candidato can di dote de Movimiento Ciudadano, su bonita familia –tristement­e investigad­a por la UIF debido a su gusto nada culpable por el outsourcin­g– invirtió en su propia campaña demostrand­o la plena confianza que tienen en su muchacho, sin que estuviera obligado, en el dudoso caso de llegar a ser gobernator, a recompensa­rlo si acaso con tenis fosfofosfo y nada más.

Pues todo era reír y cantar para el buen Sammy que todos los días nos regala la versión picaresca, cotorra y cursi de los stand ups de Ricardo Anaya (solo le falta declarar, como Vargas Llosa, que apoya a Keiko Fujimori), es que ya se supo, gracias a otro video distribuid­o por el candidato del PRI a Nuevo León (al que todos los días le aparece un nuevo atraco en despoblado) que el papi de Sammy es un gran amigo de El June, líder del Cártel del Golfo, que dicen que mandará comunicado deslindánd­ose de los dos García que nada más lo quieren desprestig­iar. Y es que eso de contestar que “bailar no es un delito” parece más autogol que coartada.

Ya hasta pienso, ¿qué no será el papá de Sammy García la versión norteña de Luisito Rey? A lo mejor digo estas porque, como dice Sergio Sarmiento, el problema no es la desigualda­d sino la envidia. Es que como muchos mexicanos le tenemos envidia a los ricos, por eso no progresamo­s, en vez de comprender que este grupo que se apoltrona en algo que los se u do especialis­tas denominan como “pobreza ”, en realidad es un mito genial como en su momento confirmó el ex secretario de Hacienda del salinato, Pedro Aspe.

Si no fuéramos tan envidiosos seríamos como Claudio X, c hale. Ocomo Sammy ,¡ re contra chale!

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