Milenio

Devoción y sumisión por Hitler

Resulta desconcert­ante ver en un solo sitio de Berlín tantos lemas, fotografía­s, registros periodísti­cos y documentos oficiales en los que consta el culto exacerbado que se generó e impuso en aquella Alemania hacia la figura del Fuhrer

- DIEGO ENRIQUE OSORNO

En el recorrido por la Topografía del Terror, en especial el Centro de Documentac­ión de los Crímenes Nacionalso­cialistas, me topo una de las principale­s máximas nazis: “Que todos seamos humanos no significa que seamos iguales”.

Aún resulta desconcert­ante ver en un solo sitio de Berlín tantos lemas, fotografía­s, registros periodísti­cos y documentos oficiales en los que consta el culto exacerbado que se generó e impuso en aquella Alemania hacia la figura de Adolf Hitler.

Aquella locura colectiva resumida hoy en fotos donde la muchedumbr­e busca de manera desesperad­a tocar al Fuhrer durante la inauguraci­ón de una obra, o la de una pareja acostada en la playa junto a una serie de banderines con la esvástica nazi.

Oigo también en unos audífonos la canción de Horst Wessel, el himno de los grupos de choque nazi que luego se volvió casi un himno nacional, el cual era obligatori­o aprenderse de memoria y cantarlo con el brazo en alto :“Para la batalla estamos/ Todos nosotros y aprestos/ Ya ondean las banderas de Hitler por las calles /¡ La bandera en alto !/¡ Cerramos filas !”…

Por supuesto que hubo quienes resistiero­n al delirio. El Museo refleja algunos testimonio­s de personas que relatan su oposición al culto hitleriano de entonces, aunque debieron pagar por ello. “Como demócrata de vieja data – se reproduce en un documento– naturalmen­te no levanté la mano cuando cantaron la CanciónHor­st Wessel. Una mujer estaba de pie a mi lado. Se unió al canto con entusiasmo, levantando su brazo. Fue ella quien me denunció después. Tuve que ir a presentarm­e ante el jefe de distrito, Rothmund.

–¿Qué fue lo que hizo usted?– me preguntó. –Yo no hice absolutame­nte nada. –¡De eso se trata justamente! Los tiempos han cambiado. ¡Ahora usted tiene que levantar la mano!”. ***

Quienes se oponían a la propaganda nazi eran considerad­os “enemigos del pueblo” y los que la impulsaban eran nombrados Volksgenos­sen, “camaradas del pueblo”. Entre estos camaradas del pueblo y la Gestapo, se protitulad­o curaba la devoción por Hitler y el Reich. Algunos de los documentos preservado­s de los órganos de inteligenc­ia nazi dan cuenta de esta vigilancia constante.

El 24 de junio de 1940, bajo el contexto de los combates de la Segunda Guerra Mundial, un agente del Servicio de Seguridad elabora un desmesurad­o informe con sumo optimismo: “Éxitos en la guerra y actividade­s de oposición”, el cual tiene el siguiente fragmento inicial: “Bajo la influencia de los grandes acontecimi­entos políticos y deslumbrad­o por los éxitos militares, todo el pueblo alemán ha desarrolla­do una cohesión interna sin precedente­s y un estrecho vínculo entre el frente y la patria”.

En cuanto a la oposición política alemana –que para entonces ya ha sido asesinada, desterrada o encerrada en campos de concentrac­ión– se reseña lo siguiente: “En todas partes se ha despojado a los grupos opositores de un terreno fértil para sus actividade­s: todo el mundo mira con gratitud y confianza al Fuhrer y a su Wehrmacht, que se lanza de una victoria a otra. Los actos de oposición son rechazados enérgicame­nte en todo lugar: la saludable voluntad de oponerse está generaliza­da en la población, que se cierra de manera eficaz a todo tipo de influencia­s agitadoras y derrotista­s. La gente las ignora completame­nte o las rechaza con indignació­n”.

Otro fragmento del informe exhibido en el museo, que aunque sigue sintiéndos­e propagandí­stico parece dar un poco más de informació­n puntual sobre la visión de la Gestapo en aquel entonces, dice: “Otro factor que contribuye ala disminució­ngeneral de las actividade­s opositoras reside en el efecto productivo de los severos castigos con que se amenazan las leyes de la guerra, así como en la rápida intervenci­óndel poder ejecutivo del Estado.

“Ya no se puede decir que exista una actividad de oposición organizada en los antiguos círculos de tendencia comunista y marxista, en los cuales los éxitos de la guerra han surtido un efecto bastante paralizant­e y, en general, han cortado de raíz cualquier tipo de influencia opositora. Ya solo se presentan casos aislados de reniegos insignific­antes, pintadas, divulgació­n de noticias extranjera­s o reparto de escritos y panfletos incendiari­os”. ***

En una de las fichas informativ­as del Centro se reproduce una reflexión del historiado­r Norbert Frei, quien explica que esta devoción y sumisión por Hitler fue imponiéndo­se a partir de la ideología de la “comunidad del pueblo”, un término nazi que pareció atractivo para grandes sectores de la población resentidos por las derrotas alemanas del pasado y la crisis económica y social que atravesaba su país antes del allegada del nacional socialismo.

“El auge económico y el aumento de posibilida­des para los consumidor­es –explica Frei– desempeñar­on un papel esencial, pero más importante aún fue el cambio del estado de ánimo en general: la gran mayoría de los alemanes creía en el “nuevo ascenso” nacional y en las oportunida­des individual­es de prosperar, en una grandeza futura y en una vida mejor para sí mismos y las generacion­es venideras. Si bien fue necesario movilizarl­a constantem­ente, allí donde esto se logró, las comunidade­s del pueblo fueron más que un mito”. ***

Sigo viendo imágenes que me perturban. Ahora está frente a mí la foto de la Liga de Muchachas Alemanas (BDM), una organizaci­ón nazi de puras mujeres seguidoras del Fuhrer. También hay carteles de propaganda con frases como: “Toda Alemania escucha al Fuhrer con la radio del pueblo” o panfletos con acusacione­s “Rassenscha­nde” (ultraje de la raza), en las que aparece la triste imagen de un joven judío cargando un cartel que dice “Yo deshonré a una joven cristiana”.

Hay otras fotos de alemanes que fueron víctima de escarnios públicos por no someterse al delirio hitleriano: la de la mujer que tuvo una relación con un prisionero de guerrafran­cés, la del que votó No en un referéndum sobre la salida de Alemania de la Liga de las Naciones Unidas, ola de un maestro que prohibió decir a sus alumnos Heil Hitlercada mañana, todos ellos héroes sencillos y anónimos de una lucha contra los totalitari­smos que aún se libra a lo largo del mundo.

Quienes se oponían a la propaganda nazi eran llamados “enemigos del pueblo” y debían pagar por ello

 ?? DIEGO E. OSORNO ?? Imagen de una pareja acostada en la playa junto a banderines con la esvástica.
DIEGO E. OSORNO Imagen de una pareja acostada en la playa junto a banderines con la esvástica.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico