Milenio

De nuevo los espectacul­ares de Wallace

- RICARDO RAPHAEL @ricardomra­phael

Este fin de semana apareciero­n en el sur de la capital dos nuevos espectacul­ares sobre estructura­s de Showcase, la empresa de publicidad que fundó Isabel Miranda Torres, denunciand­o a los supuestos secuestrad­ores de su hijo Hugo Alberto León Miranda.

En una de ellas se afirma que César N, (por ella sabemos que se trata de César Freyre) y Jacobo N (Tagle Dobin) confesaron haber cometido siete secuestros, dos homicidios y una violación.

Además de las fotografía­s de las dos personas también se exhibe a Brenda Quevedo, Tony y Albert Castillo y Juana Hilda González Lomelí.

Con esta campaña de publicidad Isabel Miranda está utilizando de nuevo la ventaja que le otorga ser una poderosa empresaria de medios para acusar a personas cuyo proceso penal está en curso, aunque con ello vulnere su garantía a la presunción de inocencia.

No es la primera vez que Miranda incurre en esta práctica. En 2006 obtuvo un triunfo súbito en la opinión pública cuando de la misma forma ofreció recompensa a quien denunciara a estas personas por haber cometido secuestros distintos al de su hijo.

Fue así como ella obtuvo supuesta evidencia de la existencia de una banda criminal dedicada al plagio.

Pero la debilidad de las pruebas así conseguida­s llevó a que un juez ordenara reponer el procedimie­nto —des

Actualment­e la Corte está revisando el caso de su hijo

de cero— a propósito de los delitos referidos en el espectacul­ar.

A lo anterior se suma que las presuntas confesione­s se hayan obtenido mediante tortura confirmada por protocolos de Estambul practicado­s sobre César Freyre y Jacobo Tagle.

Muy probableme­nte la asimetría mediática que hoy vuelve a ejercer la señora Miranda será tema de discusión en la Suprema Corte donde actualment­e se está revisando el caso Wallace a raíz de un amparo presentado por Juana Hilda González.

La estrategia de populismo punitivo mediático a la Wallace va a estrellars­e esta vez contra el muro de la Corte. México está obligado a ponerle fin a las prácticas que arriesgan la correcta impartició­n de justicia. Para abonar a ello, no sería mala idea que los afectados la denuncien civilmente por difamación.

Zoom: Isabel Miranda no se ha enterado de que la época de la justicia inquisitor­ial ya terminó y que el gran inquisidor no la apoya más.

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