Moralmente agotado
En buen plan se dicen las peores cosas de este mundo. En buena lid, en buena onda y con todo respeto, suelen ser los preámbulos de una brutalidad tan grande que requiere de un bálsamo previo antes de dejar caer el hachazo de un sujeto, verbo y predicado bien afilados. Una frase ungüento que adormila la zona que está a punto de ser cercenada. Así empezó la idea el Presidente al cierre de su primer Informe de gobierno en 2019. “Con todo respeto”, muletilla que cuando la usa precede siempre a la estocada. Después dijo: “la oposición está moralmente derrotada”. Contundente, avasalladora, imborrable. En buen plan y hasta en el peor de ellos, la frase era verdad.
La expresión originalmente es de Benito Juárez y debe haber tenido el mismo impacto cuando el Benemérito la pronunció que cuando nuestro Presidente la dijo. Una derrota que va más allá de las urnas y las armas. Esa que llega a los valores más íntimos y fundamentales. Moralmente derrotados.
En eso precisamente se basaba el haber votado por el Presidente, una lógica moral de lo que estaba bien y lo que estaba mal. De ahí lo que muchos asumieron como superioridad. Los que sentían que estaban del lado del bien y habían llegado a su destino.
Las cosas han cambiado. Basta pensar en las elecciones internas de Morena de hace unos días. El acarreo, la compra de votos, la amenaza a los votantes de perder los apoyos económicos de no presentarse y no votar por quien tenían indicado en los instructivos que las cámaras registraron, los golpes, las amenazas, la quema de urnas.
¿Algo que no habíamos visto antes? Al contrario. Algo que los mexicanos hemos visto a lo largo de nuestra vida política. Ese es el punto. Ni siquiera consiste en una crítica al partido oficial. Es sencillamente la evidencia de que se perdió la posibilidad de evolución. ¿Qué este partido y estos políticos son iguales a los de antes y a los de siempre? No, sería demasiado simple y hasta condescendiente pensar así, va más allá de ello. Resulta la certeza de que no somos capaces de recibir o exigir lo que creemos correcto, justo, legal, ni siquiera viniendo de aquellos que asumimos distintos. Un Presidente que pensó en el poder durante 12 años y nos va a dejar el país sin avances y con retrocesos. ¿Qué vamos a hacer? Triste demostración de que estamos moralmente agotados.
El hecho de que la secretaria de Educación haya obtenido el puesto a pesar de haber confesado un delito electoral, que el atraso educativo sea monumental y, a pesar de ello, seanombradacandidataalagubernaturadelEstadodeMéxico, pero, como llamarla así sería ilegal, se la llama de otra manerayyaestá,locomprueba.Moralmentedesfallecidos.
Que cualquier encuesta, desde la del aeropuerto hasta la de revocación esté amañada. Que la corrupción no se haya perseguido ni castigado. Las constantes mentiras y las medias verdades. Sin crecimiento, sin recursos. Moralmente exhaustos.
Un fracaso que no es de ellos sino nuestro, que nos deja desmoralizados. Sin posibilidad de futuro. ¿Ahora por quién votamos? No son ellos, porque ellos se van y les da igual, somos nosotros los que nos quedamos con el país a medias.
En buen plan y con todo respeto, no es la oposición, ni siquiera el partido en el poder, somos nosotros los que estamos moralmente derrotados.
El Presidente que pensó en el poder 12 años y nos va a dejar el país sin avances y con retrocesos