Milenio

Moralmente agotado

- ANA MARÍA OLABUENAGA @olabuenaga

En buen plan se dicen las peores cosas de este mundo. En buena lid, en buena onda y con todo respeto, suelen ser los preámbulos de una brutalidad tan grande que requiere de un bálsamo previo antes de dejar caer el hachazo de un sujeto, verbo y predicado bien afilados. Una frase ungüento que adormila la zona que está a punto de ser cercenada. Así empezó la idea el Presidente al cierre de su primer Informe de gobierno en 2019. “Con todo respeto”, muletilla que cuando la usa precede siempre a la estocada. Después dijo: “la oposición está moralmente derrotada”. Contundent­e, avasallado­ra, imborrable. En buen plan y hasta en el peor de ellos, la frase era verdad.

La expresión originalme­nte es de Benito Juárez y debe haber tenido el mismo impacto cuando el Benemérito la pronunció que cuando nuestro Presidente la dijo. Una derrota que va más allá de las urnas y las armas. Esa que llega a los valores más íntimos y fundamenta­les. Moralmente derrotados.

En eso precisamen­te se basaba el haber votado por el Presidente, una lógica moral de lo que estaba bien y lo que estaba mal. De ahí lo que muchos asumieron como superiorid­ad. Los que sentían que estaban del lado del bien y habían llegado a su destino.

Las cosas han cambiado. Basta pensar en las elecciones internas de Morena de hace unos días. El acarreo, la compra de votos, la amenaza a los votantes de perder los apoyos económicos de no presentars­e y no votar por quien tenían indicado en los instructiv­os que las cámaras registraro­n, los golpes, las amenazas, la quema de urnas.

¿Algo que no habíamos visto antes? Al contrario. Algo que los mexicanos hemos visto a lo largo de nuestra vida política. Ese es el punto. Ni siquiera consiste en una crítica al partido oficial. Es sencillame­nte la evidencia de que se perdió la posibilida­d de evolución. ¿Qué este partido y estos políticos son iguales a los de antes y a los de siempre? No, sería demasiado simple y hasta condescend­iente pensar así, va más allá de ello. Resulta la certeza de que no somos capaces de recibir o exigir lo que creemos correcto, justo, legal, ni siquiera viniendo de aquellos que asumimos distintos. Un Presidente que pensó en el poder durante 12 años y nos va a dejar el país sin avances y con retrocesos. ¿Qué vamos a hacer? Triste demostraci­ón de que estamos moralmente agotados.

El hecho de que la secretaria de Educación haya obtenido el puesto a pesar de haber confesado un delito electoral, que el atraso educativo sea monumental y, a pesar de ello, seanombrad­acandidata­alaguberna­turadelEst­adodeMéxic­o, pero, como llamarla así sería ilegal, se la llama de otra manerayyae­stá,locomprueb­a.Moralmente­desfalleci­dos.

Que cualquier encuesta, desde la del aeropuerto hasta la de revocación esté amañada. Que la corrupción no se haya perseguido ni castigado. Las constantes mentiras y las medias verdades. Sin crecimient­o, sin recursos. Moralmente exhaustos.

Un fracaso que no es de ellos sino nuestro, que nos deja desmoraliz­ados. Sin posibilida­d de futuro. ¿Ahora por quién votamos? No son ellos, porque ellos se van y les da igual, somos nosotros los que nos quedamos con el país a medias.

En buen plan y con todo respeto, no es la oposición, ni siquiera el partido en el poder, somos nosotros los que estamos moralmente derrotados.

El Presidente que pensó en el poder 12 años y nos va a dejar el país sin avances y con retrocesos

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