Milenio

María Elena Álvarez-Buylla

La ignorancia de la directora del Conacyt es para que te caigas de espalda. Y no vayan a empezar con lo del machismo porque Gilga conoce mujeres inteligent­es y eficientes en su trabajo, pero no que formen parte de este gobierno...

- GIL GAMÉS gil.games@milenio.com Gil s’en va

Decíamos ayer. La maestra Delfina Gómez ha trabajado duro para demostrar una vez más que al gobierno de Liópez Obrador le interesa poco o nada la educación y el conocimien­to. O más: considera a la educación y al conocimien­to una amenaza. Gil imaginó los letreros afuera de las oficinas burocrátic­as: “Fuera expertos conservado­res”, “Si usted estudió en otro país dé la vuelta y no regrese”. “Bienvenido­s los analfabeta­s”, “Pasen inexpertos”, “El que lea un libro sin monitos será considerad­o un adversario”.

En ésas estaba Gilga cuando leyó en su periódico El Universal una parte de la reunión de trabajo de María Elena Álvarez-Buylla con diputados y senadores de la Comisión de Ciencia y Tecnología. Gil advierte, la lectora y el lector van a necesitar Tafil, pero como está agotado porque para acabar con las mafias farmacéuti­cas y para consolidar Dios sabe qué compras, el gobierno dejó a México en un petate, sin numerosas medicinas; entonces, decía Gil, unas cinco gotas de Rivotril. No es chiste.

La nota de Frida Juárez y Cristopher Cabello informa: “el destino de los 25 mil millones de pesos que poseían los 91 fideicomis­os de ciencia –de los 109 que se extinguier­on en 2020– fue en parte para proyectos prioritari­os del gobierno federal, reveló la directora del Conacyt”. Se oyó una voz en Palacio Nacional: “y a esos científico­s adversario­s les quitan los fideicomis­os, los acusan de lo que sea que suene y redireccio­nan el billete a la refinería”. Así, los adversario­s no tienen ni un peso, el financiami­ento a la ciencia se acerca a cero.

Otra funcionari­a obediente

Álvarez-Buylla obedece. María Elena, de que mandes la lana a la partida dos mil quinientos ocho punto veinte mil. Con ese dinero se van a construir unas calderas muy potentes que un día, si Dios quiere, producirán petróleo, tal vez cuando ya nadie quiera ni necesite petróleo. En fon.

Pero eso no es nada, la directora del Conacyt dijo que parte de ese dinero que le quitaron al desarrollo del conocimien­to mexicano sirvió para comprar ventilador­es durante la pandemia. En el caso de que sea cierto, no está mal. Pero adivinen: “el resto del dinero regresó a donde tenía que estar: los recursos están disponible­s en la Tesorería de la Federación para proyectos prioritari­os del gobierno”. Y no lo olviden: el culpable es Calderón.

Siquiera pongan una placa: esta área del AIFA se construyó con dinero destinado a la ciencia y la tecnología. Gracias a todos los adversario­s.

La ignorancia de María Elena ÁlvarezBuy­lla es para que te caigas de espalda. Y no vayan a empezar con lo del machismo porque Gilga conoce mujeres inteligent­es y eficientes en su trabajo, pero no que formen parte de este gobierno. Con una directora del Conacyt como Álvarez-Buylla pueden ustedes estar seguros de que todo mejorará. Ya en serio: ¿de dónde sacaron a la directora del Conacyt?

El rumor

Gil escribía estas líneas cuando escuchó el rumor de que María Elena Álvarez-Buylla ocuparía el cargo que dejó vacante Delfina Gómez. Gil cree que debería ser una noticia falsa. De no ser así, el nombramien­to confirmará que a este gobierno no le interesa la educación y el conocimien­to y que pretenden destruir lo poco que queda en pie. Ya, no hagan bromas pesadas. Comuníquem­e con Jesús: ¿Chucho? ¿De qué viene Álvarez-Buylla? Está bien esperemos a mañana. Saludos al Fisgón.

Gamés tratará de no ser muy pesado: Álvarez-Buylla es la negación del conocimien­to: dogmática, sectaria, fanática, inculta, autoritari­a y autora de la destrucció­n del Conacyt. Ahora podría terminar de destruir la SEP. No es mala idea.

Pobre Gamés, se quejaba tanto en aquellos años de Reyes Tamez Guerra, secretario de Educación de Fox y empleado de la maestra Elba Esther Gordillo. Gamés aprendió a admirarlo por el gran parecido que tenía con el carnal Marcelo, con su corbata que le llegaba a la mitad de una bien ganada barriga y siempre a punto de pedir una taza de chocolate con unas conchas y unos polvorones.

Imaginen a Álvarez-Buylla explicándo­nos cuál es la educación neoliberal y cuál la del pueblo bueno.

Todo es muy raro, caracho. Como diría el clásico: “A Duvalín no lo cambio por nada”.

Es la negación del conocimien­to: dogmática, sectaria, fanática, inculta...

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