Gobierno y seguridad
La potencia de un gobierno está correlacionada con su sensible habilidad comprometida para construir respaldo de la ciudadanía, con la entrega de resultados y la contribución a mejores prácticas, así como con su interacción con actores diversos —incluso con los opuestos— e inevitablemente con la vigilante y participativa aplicación de la ley.
Si en México existe un ejemplo de política pública en materia de seguridad, de entre las entidades más pobladas y por consecuencia más “emproblemadas” del país, es el caso de la capital nacional. Algunos actores opositores han tratado de disociar el liderazgo del gobierno del correspondiente específicamente a la policía, a manera de evitar reconocimiento de mérito o hasta negar el crédito.
El intento no se sostiene. Es, además, revelador de la omisión y oposición a los intereses superiores de una ciudadanía a la cual le interesa, por encima de todo, el retorno a condiciones de realidad y percepción de seguridad que fueron muy dañadas, especialmente en el trienio 2015-2018.
De un lado, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, es prácticamente la única jefa de un ejecutivo local que en los últimos 44 meses ha mantenido un diario, disciplinado y sistemático rediseño y supervisión de los ingredientes de la estrategia de seguridad. Con covid y todo.
Del otro, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana, es el ariete ejemplar de un encuadramiento territorial basado en inteligencia operativa, ampliada práctica investigativa y un compromiso que no se enreda en lo político en busca de candidaturas.
A esos elementos se agrega su permanente apertura a la promoción de la denuncia.
Al visitar este jueves el nuevo Centro de Atención del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, García Harfuch me comentó de la “enorme importancia de promover la denuncia desde lo ciudadano”, con un mecanismo aprovechado agradecidamente, sostengo yo, por la población de otras entidades del país, destacadamente en combate a la violencia familiar y de género, extorsión y fraude, Trata de Personas, a las vulnerabilidades de la población mayor de 65, así como a las acciones delincuenciales que victimizan a niñas, niños y adolescentes.
García Harfuch había acudido por la mañana a una entrevista con Martha Debayle. Ahí destacó explícitamente el trabajo que realiza Clara Brugada en la alcaldía Iztapalapa con los senderos seguros para uso de toda la población, especialmente para mujeres. La jefa de Gobierno, el jefe de la Policía y la alcaldesa no niegan que hace falta mucho por hacer y apuestan a la profundización de un trabajo que debe conquistar a la totalidad de la ciudadanía con lo mismo con lo cual se acredita estos casi cuatro años de gobierno: resultados duros y mejoras en percepción.
Frente a la convergencia de delitos que observamos tras la pandemia a nivel global, es indispensable la de empresas, autoridades y ciudadanía. Apostamos a eso desde el modelo de esta capital.
García Harfuch es el ariete ejemplar de un encuadramiento territorial basado en inteligencia operativa