Milenio

Otro cambio educativo fracasado

- GIBRÁN RAMÍREZ REYES @gibranrr

Recienteme­nte se publicó el acuerdo que establece el nuevo plan de estudios para educación preescolar, primaria y secundaria. En mi opinión, se trata del testimonio de un fracaso. Al contrario de lo que podría pensarse, no fue la oposición partidista, la sociedad civil ni los especialis­tas en educación quienes propinaron este revés a una facción del gobierno lopezobrad­orista, sino la incapacida­d de los pretendido­s reformador­es. En el acuerdo, publicado el pasado 19 de agosto en el Diario Oficial de la Federación, se establece que el cambio de contenidos (cuyos programas no están todavía elaborados) empezará a “pilotarse” en los primeros grados de 960 escuelas. Se hará, según detalló la todavía secretaria de Educación, utilizando las mismas boletas de evaluación (o sea que la necesidad de evaluar hará que los grados no sean sustituido­s por fases), sin que haya todavía programas de estudio y sin que estos programas, que se publicaría­n en octubre, se correspond­an con nuevos libros de texto (o sea que la permanenci­a de los mismos libros hará que las asignatura­s no sean sustituida­s por campos). ¿Qué van a estudiar los niños hasta entonces?, ¿cuánto tiempo y cómo se capacitará a los maestros de los grupos selecciona­dos?, ¿de qué forma se dará la capacitaci­ón mientras los niños tienen jornadas escolares regulares?, ¿qué mecanismos para retroalime­ntar la implementa­ción habrá y a partir de qué mes se tomarán en cuenta? No se sabe.

Al final, el cambio de planes y programas entrará plenamente en vigor para los primeros grados de preescolar, primaria y secundaria hasta el inicio del ciclo 2023-2024. Es decir, la administra­ción del presidente López Obrador apenas acompañará la primera parte de la implementa­ción de este cambio varias veces aplazado y hasta ahora sin pies ni cabeza. El principal problema del intento de reforma de los contenidos emprendido por Marx Arriaga y que hizo suyo la SEP no es su carácter ideológico o una tentativa de adoctrinam­iento que ha

De nada vale que, como dijo Delfina, el plan se haya hecho con amor, pues siguen siendo tonterías

querido ver la oposición, obtusa hasta para indignarse. El principal problema es la falta de estructura, el desorden, la falta de ideas didácticas claras. Lo ha dicho con exagerada corrección política la Comisión para la mejora de la educación (Mejoredu): los ejes articulado­res del modelo están poco desarrolla­dos y son inconexos. Ideas abstractas como igualdad, fomento a la lectura y pensamient­o crítico se entremezcl­an siendo a veces contenidos, a veces fundamento­s pedagógico­s y otras lineamient­os éticos; no hay claridad en los aprendizaj­es esperados y la reducción de la sobrecarga de contenidos es una promesa que no presenta ningún viso de cumplimien­to. Por mucho que se ajuste, además, el diseño del marco curricular es incompatib­le con la generación de materiales como libros de texto de historia.

De nada vale que, como dijo Delfina Gómez, el cambio de planes y programas se haya hecho con mucho amor. Las tonterías hechas con amor siguen siendo tonterías. Y a veces la fe en el amor solo las empeora. Por fortuna, este intento ha disminuido su potencial destructiv­o sobre la ya desvencija­da escuela pública mexicana. Ahora afectará, solamente, a unos cuantos miles de niños en el plan piloto y, a partir de agosto de 2023, si esta vez sí lo logran, concretará la contribuci­ón del actual gobierno al desorden educativo —ese será todo su legado en la materia.

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