Crecida del río Sabinas enciende alerta en rescate de los mineros
Tras las fuertes lluvias de esta semana, granjas contiguas a El Pinabete comenzaron a evacuar a sus animales; la autoridad monitorea el nivel del cauce
Las lluvias de los últimos días en Coahuila han generado preocupación para las maniobras de rescate de los 10 trabajadores atrapados en la mina El Pinabete ante la creciente del río Sabinas.
Por las fuertes precipitaciones registradas en el municipio de Múzquiz y en la región carbonífera, el agua ha comenzado a subir intempestivamente en el paraje de Las Agujitas.
La granja contigua a la mina El
Pinabete, donde se mantuvo durante semanas el campamento de las familias de las víctimas, comenzó a evacuar a sus animales.
Esta medida también se está aplicando en la mayoría de los ranchos cercanos, pues a unos metros se observa cómo la corriente lleva troncos y otros escombros, por lo que personal de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Protección Civil comenzaron a monitorear el nivel del río.
Ante esta situación, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, afirmó que se envió apoyo a las comunidades afectadas y se supervisarán las condiciones de la infraestructura.
Las inundaciones en el pueblo mágico de Múzquiz dejaron dos personas fallecidas, una desaparecida y miles de damnificados.
La tormenta, que inició alrededor de la medianoche del jueves, provocó que en unas cuantas horas las calles parecieran ríos, y es que la cercanía de la sierra la Rosa y las lluvias de inicio de la semana dejaron escurrimientos que llegaron “como un tsunami”.
“Desperté con los truenos, empezamos hacer rondines… 70 por ciento de la población pueden considerarse como damnificada. Los escurrimientos de la sierra llegaron como un tsunami e hicieron un desastre por todo el pueblo”, narró Tania Flores.
Los sectores más afectados, cuyos pobladores incluso se tuvieron que resguardar en los techos de sus viviendas, son Progreso,
Azteca, Morelos, Pocitos, Sol y Las Aves.
Se habilitaron los gimnasios municipales para albergar a la población, sin embargo por el miedo de dejar sus hogares muchas familias se resistieron a ocuparlo; según la edil solo han atendido entre 150 y 200 personas.
Un helicóptero sobrevoló las zonas con mayor riesgo, mientras que personal de la Secretaría de la Defensa Nacional y de Protección Civil local, con ayuda de una lancha con motor de aire, apoyó a quienes durante horas permanecieron en los techos de sus casas para ponerse a salvo.
“Era un día normal”
El 3 de agosto pasado los mineros que trabajaban en El Pinabete asistieron a trabajar como cualquier otro día, sin saber que para 10 de ellos iba a ser el último.
“Fue un día de trabajo común y corriente… pensé que el estruendo venía de una manguera o una llanta de carretilla, pero lo extraño es que había demasiado aire. De repente sale un compañero, José Luis, y me dice: córrele, cabrón, hay un chingo de agua”, narró Fernando Pompa, uno de los cinco sobrevivientes.