Europa, obligada a vencer a Putin en guerra energética
La victoria será costosa, pero la región debe resistir el chantaje del líder del Kremlin y liberarse del dominio ruso
“Europaseforjaráenlascrisisyserá la suma de las soluciones adoptadas para esas crisis”. Estas palabras de las memorias de Jean Monnet, uno de los arquitectos de la integración de la región, resuenan hoy, cuando Rusia cierra su principal gasoducto. Se trata sin duda de una crisis. No sabemos si la perspectiva optimista de Monnet prevalece, pero Vladímir Putin atacólosprincipiossobrelosquese construyó la Europa de la posguerra. Hay que resistirse a él.
La energía es un frente vital en su guerra. Será costoso ganar esta batalla, pero Europa puede y debe liberarse del dominio ruso. No se trata de subestimar el reto. Capital Economics afirma que, a los precios actuales, el deterioro de la relación comercial supondrá hasta 5.3 por ciento del producto interno bruto( PI B) de Italia en un año y 3.3 por ciento del de Alemania. Estas pérdidas son más grandes que las dos crisis del petróleo de la década de 1970. Además, no toma en cuenta la disrupción de la actividad industrial y el impacto del aumento de las tarifas de energía.
También es inevitable que un aumento brusco de los precios de la energía provoque alta inflación. La experiencia de la década de 1970 indica que la mejor respuesta es mantener el indicador bajo control, como hizo entonces el Bundesbank, en lugar de permitir que los intentos desesperados por evitar las inevitables reducciones de los ingresos reales se conviertan en una espiral continua de precios y salarios; sin embargo, esta combinación de grandes pérdidas de los ingresos con una política monetariapoco acomodaticia significa que una recesión es inevitable.
Aunque el futuro parece difícil, también hay esperanza. Como escribió Chris Giles: “Prácticamente no hay forma de escapara una recesión en Europa, pero no tiene por qué ser ni profunda ni prolongada ”. La probabilidad de que se produzca una pudo aumentar desde entonces, pero el trabajo del personal del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestra que es posible un ajuste sustancial, incluso en corto. A largo plazo, Europa puede prescindirdelgas ruso. Pu t in perderá si Europa puede aguantar.
En un documento reciente del
FMI se señala el papel potencial del mercado mundial de gas natural licuado para amortiguar el impacto en Europa. La integración de la región en los mercados mundiales de gas natural licuado es imperfecta, pero sustancial.
El documento concluye que un corte de Rusia provocará un descenso del gasto nacional bruto de la Unión Europea de alrededor de 0.4 por ciento al año después de la conmoción, una vez que se tenga en cuenta el mercado mundial de gas; sin este último, el descenso será de entre 1.4 y 2.5 por ciento. Pero lo primero, aunque es mucho mejor para Europa, también significará precios más altos en otros lugares, en especial en Asia. La caída estimada de 0.4 por ciento tampoco toma en cuenta los efectos del lado de la demanda y supone la plena integración de los mercados mundiales. Por estas y otras razones, el impacto real seguro será mucho mayor.
OtrodocumentodelFMIsugiere que, añadiendo la incertidumbre, el PIB de Alemania puede estar 1.5 por ciento por debajo de la referencia de 2022, 2.7 en 2023 y 0.4 por ciento en 2024. El trabajo del organismo sobre los países de laUniónEuropeatambiénconcluye que Alemania no será el Estado miembro más afectado; Italia es más vulnerable, pero los más perjudicados serán Hungría, República Eslovaca y República Checa.
La gran lección de las crisis del petróleo de la década de 1970 fue que a mediados de los 80 había un exceso de oferta mundial. Las fuerzas del mercado seguro darán el mismo resultado con el tiempo. El impacto a corto plazo también