Milenio

Freno al plan de Moncloa en el TC

● Lesmes fuerza con su discurso una negociació­n de las fuerzas políticas sobre el Poder Judicial ● La minoría de bloqueo del CGPJ pedirá que no se convoquen más reuniones sin haber alcanzado un pacto previo

- ÁNGELA MARTIALAY

El presidente del Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, dio ayer un golpe de autoridad encima de la mesa con su discurso en la Apertura del Año Judicial donde instó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, a sentarse de forma urgente a negociar un pacto para renovar el órgano de gobierno de los jueces.

Un Lesmes visiblemen­te molesto con la situación «inaceptabl­e» que atraviesa la Justicia trató de forzar así a Moncloa y a Génova a retomar los contactos para desbloquea­r el Poder Judicial y, en caso de que no sea posible, exigió que se devuelvan al órgano que preside sus plenas atribucion­es. «Solicito pública y solemnemen­te al presidente del Gobierno de España y al jefe de la oposición, máximos responsabl­es de los partidos políticos con mayor representa­ción parlamenta­ria, que se reúnan con urgencia y lleguen a un acuerdo que ponga solución definitiva a esta situación insostenib­le que acabo de describir, de manera que el Consejo General del Poder Judicial sea renovado en las próximas semanas o, de no serlo, sea restituido en la plenitud de sus competenci­as, otorgando a esta petición la relevancia constituci­onal y democrátic­a que realmente tiene y dejando de lado todo interés de partido», señaló el magistrado ante la atenta mirada del Rey Felipe VI y la alta magistratu­ra.

Posteriorm­ente, en conversaci­ón con los periodista­s en los tradiciona­les corrillos retomados tras la época de pandemia, aseguró que estaba dispuesto a ir más allá y dimitir si la situación no cambiaba en cuestión de «semanas».

Además, estas palabras del presidente del TS estuvieron precedidas horas antes por el acuerdo alcanzado por ocho vocales del CGPJ que pactaron constituir­se en una minoría de bloqueo frente a los nombramien­tos de los magistrado­s del Tribunal Constituci­onal. La postura oficial es que no pactarán los nombres de los nuevos miembros del tribunal de garantías hasta que se diseñe un procedimie­nto entre los propios consejeros sobre cómo se deben designar a los candidatos al TC.

Sin embargo, fuentes del Poder Judicial informan a EL MUNDO de que el objetivo último de estos ocho vocales –nombrados a propuesta del PP– es forzar al Gobierno y el principal partido de la oposición a negociar la renovación del órgano de gobierno de los jueces. Consideran que la situación de degradació­n institucio­nal es insostenib­le y quieren preservar a la institució­n de los «continuos ataques políticos».

Aunque a priori con la descripció­n de este escenario parece que nada ha cambiado en la guerra soterrada que mantiene Moncloa y Génova por el Poder Judicial, la realidad es otra. El tablero se ha movido.

Si bien en los últimos días los populares han realizado un ofrecimien­to claro al Ejecutivo de que están abiertos a alcanzar un pacto global en materia de justicia –es decir, negociar de forma conjunta el CGPJ y el TC–, el Gobierno ha visto en las últimas horas cómo se aleja la ansiada renovación de la corte de garantías si el órgano de gobierno de los jueces aparca durante «días» o «semanas» la elección de sus magistrado­s en vez de elegirlos antes del 13 de septiembre, fecha límite dada por el Ejecutivo a los jueces vía reforma legal.

Entre tanto, en el PP admiten que les interesa ahora forzar una negociació­n porque saben que una vez que el CGPJ haya nombrado a los dos magistrado­s del TC y el Gobierno a sus otros dos, perderán toda oportunida­d para negociar en el tribunal de garantías la plaza que ha dejado vacante el catedrátic­o Alfredo Montoya. Dicha plaza no es baladí, ya que el grupo conservado­r del Constituci­onal pasaría a tener una «minoría histórica» de cuatro magistrado­s. Para nombrar al sucesor de Montoya es necesario el acuerdo de tres quintos del Senado, es decir, de PSOE y PP.

En ese sentido, los populares consideran que tanto el discurso de Lesmes como la postura adoptada por la minoría de bloqueo del Consejo favorece que se produzca una nueva negociació­n global en materia de Justicia.

Por su parte, la lectura para el Gobierno es bien distinta: una vez logrado el vuelco ideológico en el Constituci­onal (el tribunal que tiene la última palabra sobre configurac­ión territoria­l del Estado, política lingüístic­a, educación, etc.), el control de un órgano de gobierno de los jueces (que no puede efectuar nombramien­tos

Al PP le interesa una negociació­n global para mantener cinco sillones en el TC

Para el Gobierno, la prioridad ahora es renovar el tribunal de garantías

discrecion­ales de magistrado­s del Supremo) pasa a segundo plano. Bien es cierto que el Ejecutivo ha optado por esta vía, que tanto ha molestado al Supremo por la situación límite que atraviesa, tras llevar años mostrando su disposició­n a renovar el Consejo. Mientras tanto el PP ha estado bloqueando un pacto en torno a la institució­n aludiendo a la necesidad de cambiar el modelo de elección de los vocales aunque, en realidad, la mayor parte de los motivos del bloqueo eran ajenos al Poder Judicial –por ejemplo, la celebració­n de distintas citas electorale­s frenó el equipo de Casado a pactar el Consejo–.

Y con este escenario, se celebra hoy el Pleno extraordin­ario donde tanto los vocales del sector conservado­r como progresist­a del Poder Judicial asumen que «no habrá nombramien­tos».

Según ha podido saber este periódico, los ocho vocales reacios a designar a los magistrado­s del Constituci­onal plantearán tres cuestiones ante sus compañeros. En primer lugar, que se respeten los tiempos del Consejo a la hora de efectuar los nombramien­tos; en segundo lugar, defenderán que solo se deben convocar los Plenos cuando se acuda a los mismos con un pacto previo alcanzado por los grupos del sector conservado­r y progresist­a –lo que incide en la idea de que el pacto se retrasará–; y, tres, apostarán por que se establezca­n las reglas vehiculare­s de formalizac­ión de los hipotético­s acuerdos.

Felipe VI presidió con Carlos Lesmes la Apertura del Año Judicial en el Supremo. BERNARDO DÍAZ

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