Sin benzodiacepina
Hace quince años empecé a tomar Tafil para combatir el temor a la muerte que me trajo una enfermedad amenazante. Me libré hasta hoy de las oscuridades y los dolores del cáncer, pero me quedé cerca de la benzodiacepina. La pastilla me ayudaba a dormir y a reducir las dosis masivas de miedo. Y pasó el tiempo. Tomaba una pastilla de Tafil de .50 antes de dormir y ahí estuve mucho tiempo, en la comodidad del sueño largo sin sobresaltos nocturnos.
Un día vi a un actor en tremendas escenas de acción y no pude recordar su nombre: Mel Gibson. ¿Quién olvidaría ese nombre? Yo. Sé que con los años los olvidos son comunes y corrientes, pero ya había leído que la benzodiacepina podría causar torpeza en la memoria, los espejos rotos que dice Borges. Decidí entonces dejar el Tafil, o el sucedáneo porque no se consigue en las farmacias.
Derrotar una adicción, una hazaña. Las primeras noches sin sustancia fueron difíciles. El primer despertar ocurre a las tres de la mañana y puede durar una o dos horas. En ese tiempo sólo tenemos pensamientos imperfectos, tiempo para la creación de infiernos. La noche dentro de la noche inventa seres terribles, callejones sin salida, vidas tristes. En el día cuatro tuve que vencerme y tomar una mitad de la pastilla del sueño, en realidad un ansiolítico.
No olvido: el sueño siempre fue para mí una batalla campal
Persistí a brazo partido, no voy a tragar la pastilla. Al amanecer me sentía bien, alerta, casi diría que pendiente y al tanto de los detalles del mundo, pero las noches crecían dentro de mí y en la madrugada devoraban mi voluntad.
Le puse a la hora macabra, cuatro de la mañana, intenciones secretas para vencer la oscuridad: leer, repasar notas escritas durante el día, recordar días luminosos. El optimismo es una enfermedad incurable, al cabo de los días me sentí mejor, como si hubiera escapado de una prisión. La pregunta que aún me ronda: ¿quiero dejar la prisión?
¿Vivir sin benzodiacepina me ha vuelto más libre? No lo sé, pero funciono mejor, cualquier cosa que esto quiera decir, aunque en algún momento de la mañana la angustia me acecha, lo que el Tafil impedía.
No olvido: el sueño siempre fue para mí una batalla campal. Ya duérmete, me decía mi madre, y yo oía esto: ya muérete. Seguiré informando.
RETALES
1. CITA. Los 69 diputados priistas entraron por la puerta tres del Campo Militar número uno, a su encuentro con el secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Cresencio Sandoval, quien les agradeció la propuesta de ampliar la participación de las fuerzas armadas en la Guardia Nacional y, claro, su voto cuando suba al pleno. Los diputados priistas se vieron como siempre se habían visto ante un titular de la Sedena;
2. MANO. Mauricio Kuri envió el mensaje al que no se ha atrevido ningún otro panista con motivo del derrumbe de la alianza opositora. Quien ha dicho que si se dan los elementos buscará la candidatura azul a la Presidencia, declaró que las alianzas son con las instituciones y no con las personas, citando, sin nombrar, a Alejandro Moreno y en un mensaje a su mismo dirigente, Marko Cortés; y
3. LOBBY. No se ha dicho, pero en las vísperas de que el pleno subiera el proyecto del ministro Luis María Aguilar Morales sobre la Prisión Preventiva Oficiosa, entre los que hicieron lobbying en la Corte fueron funcionarios de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU en México, lo que nunca se informó, se ocultó. Pregunto sólo, ¿por qué los operadores de esa oficina operaron en secreto sobre una reforma a la Constitución mexicana?
Nos vemos el martes, pero en privado