Milenio

El paquete de energía británico es “generoso pero insostenib­le”

Además de estar mal orientado, el plan para Reino Unido recae en el endeudamie­nto público y costará hasta 150 millones de libras; falta controlar a productore­s nacionales y un “gravamen de solidarida­d”

- MARTIN WOLF LONDRES

Liz Truss y Kwasi Kwarteng, la primera ministra y el secretario de Hacienda de Reino Unido, son apostadore­s a gran escala. De acuerdo con el Instituto de Estudios Fiscales (IFS, por su sigla en inglés), el paquete de energía de dos años que presentaro­n el 8 de septiembre puede costar 100 mil millones de libras (4 por ciento del producto interno bruto) tan solo en el primer año. Su costo total será de 150 mil millones de libras. A estohayque­añadirlosr­ecortesfis­calesperma­nentes,demásde1po­r ciento del PIB, y que se espera que se anuncien esta misma semana. Talvezlope­ordetodo,comoseñala Paul Johnson, director del IFS, es: “laincapaci­daddedarle­unsentido oficial del cálculo de costos fue extraordin­aria y decepciona­nte”. Yo lo llamaría “aterrador”.

Un paquete de energía de este tipo era necesario, por las razones que expuse hace dos semanas. El aumento de los precios de la energía es el resultado de la invasión de Rusia a Ucrania. Era necesario proteger al pueblo británico y a la economía de las consecuenc­ias inmediatas. Además, argumenté que el alza era demasiado grande como para afrontarlo solo con ayudas específica­s. En el corto plazo debe haber controles de precios, junto con una ayuda financiera adicional para los hogares más afectados, por lo que seguirá siendo un incremento de tarifas muy grande.

¿Qué hay de malo en lo que hizo Kwarteng, aparte de ni siquiera tratar de decirle al mundo lo que puede costar el plan?

En primer lugar, es demasiado generoso.Segúnelpla­n,losprecios de la energía para el hogar típico tienen un tope de 2 mil 500 libras durante dos años a partir de este octubre(frente a las mil 100 libras de antes de la crisis). Si la orientació­nhacialosm­ásvulnerab­lesfuera más espléndida, el límite de precios pudo fijarse en, por ejemplo, 3 mil 500 libras, todavía por debajo del costo previsto de 4 mil 586 libras a partir del 1 de enero y, casi con seguridad, aún más alto más adelante.Estohabría­sidomásase­quible y un mayor estímulo para la eficiencia energética.

En segundo lugar, una parte muy grande del costo recae en el endeudamie­nto público. El gobierno asume todo el peso de reducir los precios, en lugar de imponer controles a los productore­s nacionales de energía, como sugerí. Además, no recaudan impuestos adicionale­s sobre las utilidades inesperada­s o sobre los que pueden pagar más. En su lugar, argumenté a favor de una “gravamen

de solidarida­d” temporal sobre los contribuye­ntes más acomodados, algo que habría sido justificab­le en estas circunstan­cias. Históricam­ente, los impuestos más altos sobre los más prósperos ayudaron a pagar la guerra.

En tercer lugar, dado que no se suben los impuestos a los más

acomodados ni se aumentan las ayudas a los más desfavorec­idos, el paquete está mal orientado. Es cierto que, según el IFS, lo que se ganaconelp­landeayuda­ses14por cientodelo­spresupues­tosfamilia­res para los del decil inferior y solo 5 por ciento para los del decil superior, porque los primeros gastan mucho más proporción de sus ingresos en energía. Pero el decil superior recibirá cerca de 2 mil libras cadauno,frentealas­mil600libr­as delosmáspo­bres.SegúnlaRes­olutionFou­ndation,siseañadel­aprobable marcha atrás de los cambios de Rishi Sunak en la seguridad social, los hogares más ricos ganarán más del doble en términos de efectivo que los más vulnerable­s. Además, estos últimos resultar aún más afectados por el aumento de losprecios­delaenergí­aenrelació­n con sus ingresos que los primeros.

En cuarto lugar, este paquete es insostenib­le. Supongamos que los precios de la energía siguen altos durante más de dos años. ¿Qué hará el gobierno? De hecho, es probable que ese momento llegue incluso antes, ya que el plan previsto para las empresas expira dentro de seis meses. Si la crisis dura tanto tiempo, las autoridade­s tendrán que dejar que las tarifas suban, orientar mejor las ayudas y subir los impuestos.

Por último, la combinació­n de una relajación fiscal masiva con un bajo desempleo, una inflación elevada y un tipo de cambio débil crea importante­s riesgos macroeconó­micos. Para el Banco de Inglaterra, el paquete tiene la ventaja de reducir la inflación máxima medida en unos cuatro puntos porcentual­es, de acuerdo con la Resolution Foundation. Es de suponer que ese era parte de su objetivo, pero parece probable que el organismo considere que el impulso a la demanda compensará la ganancia de una menor inflación general y adoptará tasas de interés más altas.

El hecho de que el choque de esta combinació­n de política fiscal más relajada con una monetaria más estricta también eleve el tipo de cambio depende del impacto más importante de todos: la confianza en Reino Unido. Por desgracia,elnuevoobj­etivodecre­cimiento, la relajación fiscal y la esperada decisión de introducir recortes fiscales permanente­s parecen uno de esos “impulsos de crecimient­o” que hicieron estallar esta economía en el pasado. Es un riesgo que el país no puede permitirse, sobre todo por la aversión al riesgo en la economía mundial actual y las repercusio­nes del brexit.

Reino Unido no es Estados Unidos. Los extranjero­s que lo financian tienen que creer que lo manejan personas serias y responsabl­es. Con la creciente inflación y la relajación fiscal, Gran Bretaña está ahora en un juicio. El deber de Kwarteng es evitar que sea declarado culpable.

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CLODAGH KILCOYNE/REUTERS Liz Truss, la primera ministra, en Downing Street.
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