¿Y ahora…?
Sabíamos que la semana pasada estaría llena de alzas generalizadas; todos los bancos centrales, con excepción del de Japón, subieron la tasa de interés, y el que más destacó fue la Reserva Federal de Estados Unidos. Más importante que la decisión (todos ya sabíamos qué iba a suceder), era el discurso posterior, que fue muy duro o hawkish, pues se pronostica que la autoridad monetaria seguirá aumentando la tasa de interés y se establece un nuevo estimado de hasta dónde puede llegar, al moverlo de 4.20 hasta 4.60 por ciento en el transcurso del próximo año. Además, se prevé que aumente un par de veces más en este año, por lo que puede llegar a 4 por ciento en diciembre.
Este discurso promueve la aversión al riesgo, es decir, los inversionistas se salen de activos de riesgo y se refugian en bonos, aunque sea a tasa negativa. Esta semana habrá muchas intervenciones de miembros de la Reserva Federal y, desde mi perspectiva, creo que será lo que más pese en términos de mercados. Adicionalmente se publicará el dato del producto interno bruto (PIB) del primer semestre en Estados Unidos y a escala local tenemos decisión del Banco de México este jueves. Lo más probable en dicha reunión será un nuevo incremento de 0.75 por ciento para llevar la tasa a 9.25 por ciento. También —y de no aflojar la inflación— es muy probable que esa tasa cierre el año arriba o en 10 por ciento.
La libra esterlina cotiza en su nivel más bajo frente al dólar a 1.08 dólares por unidad, mientras que el euro está por debajo del dólar en 0.96 centavos; esto intensifica la presión a los mercados.
Tres acciones para no perder:
1. No vendas cuando todos venden, las inversiones son a largo plazo. Si no necesitas el dinero, no vendas en el punto bajo. Analogías encontraremos miles, pero quizá una muy fácil es la del edificio de cuatro departamentos en el que tres están ya a la venta.
Tú eres dueño del cuarto y si lo quieres vender tienes que malbaratarlo.
2. Mantener: las acciones, la calma y la paciencia. Cuando todo baja, no tiene sentido desesperarse o preocuparse pensando que esto es definitivo. La historia se repite y estos ciclos ya los hemos visto, siempre se recuperan y con creces. Salirte ahora implicará la siguiente pregunta: ¿en qué invierto que me dé mejor rendimiento y además me recupere lo que ya se bajó? No hay alternativa que me devuelva lo que ya se bajó, es decir, lo único que me devolverá (y más) es mantener las mismas acciones, por lo que debo mantenerme invertido, pues no hay mejor activo que me devuelva lo que ya se bajó.
3. Comprar más. Sí, aunque suene irónico, no lo es. Comprar barato es el razonamiento. Te ayuda a promediar tus costos y es cierto que estás comprando barato. Así razonan los grandes inversionistas y, entre otras cosas, por eso son millonarios, compran cuando los “mortales” venden y ellos se quedan con todo el beneficio.
Si estás bien invertido y asesorado, solo es cuestión de tiempo. Hemos sido resilientes y pacientes ante una situación global sumamente adversa; hay que pensar que ya falta menos. Hoy, aunque el precio sea bajo, lo más importante es tener activos de calidad, que, sin duda, se van a recuperar.